La insurgencia talibán se atribuyó ayer el primer atentado suicida que sufren las tropas españolas desplazadas en misión de paz a Afganistán. En el ataque resultó levemente herido el cabo de Pontevedra de 26 años Javier García Crespo, perteneciente al contingente militar español, aunque, al informar de la acción a través de sus portavoces, los talibanes aseguraron que habían atacado un convoy estadounidense.

Este hecho refuerza la idea de que, para los rebeldes afganos, no existe diferencia alguna entre las tropas españolas o las norteamericanas desplegadas en el país centroasiático, aunque España no se encuadre en la misión de los Estados Unidos y sí lo haga en la de la ONU. El incidente se produjo a las 13.30 horas (tres horas y media menos en España), cuando un kamikaze al volante de un vehículo Toyota Corolla hizo estallar su carga de explosivos ante la caravana militar en una ruta próxima al aeropuerto de Shindand, a 120 kilómetros al sur de Herat, sede de la base logística avanzada.

Nada más producirse la explosión, Qari Yusuf Ahmedi, uno de los portavoces talibanes autorizados, telefoneó a un periodista de Herat para atribuirse la acción contra "un convoy americano", algo que también hizo tras el atentado en julio en el que murió el soldado español de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández Seminario.

DESESTABILIZACION "Este incidente confirma los temores de una desestabilización de la zona tras la reciente muerte de Amanulá Khan en una disputa tribal", explicaron fuentes militares españolas. Este señor de la guerra había sido calificado por dichas fuentes como el "colchón" del contingente militar ante el empuje talibán desde el sur. Aunque inicialmente crítico con la presencia de tropas extranjeras en el país centroasiático, cambió de opinión después de que médicos españoles le trataran tras sufrir un atentado. La mayoría de los ataques contra militares españoles se habían concentrado en la inestable provincia de Fará, situada más al sur, en la que, según fuentes locales, operan unos 450 insurgentes, pero el distrito de Shindand pertenece ya a la provincia de Herat.

El herido, un cabo perteneciente a la Brigada Ligera Aerotransportada (Brilat), iba al volante de un blindado BMR que encabezaba un convoy compuesto por otros seis BMR y un Vamtac, en el que viajaban un total de 47 militares. "La onda expansiva de la explosión se introdujo por alguna rendija y le afectó la cara", precisó en conversación telefónica el portavoz del contingente, el capitán Angel Gómez.

Tras la atentado, el equipo de desactivación de explosivos que viajaba en el convoy inspeccionó el vehículo y comprobó que no había otros artefactos, pero sí en cambio restos humanos.

SIN EVACUACION Otro convoy, también perteneciente a la Fuerza de Reacción Rápida (QRF, por sus siglas en inglés) fue al encuentro de la caravana atacada, lo que evitó movilizar al helicóptero para evacuar al herido. Debido a que los daños solo alcanzaron a uno de los blindados, la comitiva atacada optó por continuar con su misión. La explosión también causó contusiones a otro militar aunque, dada la escasa gravedad de las lesiones, se descarta que ninguno de los heridos vaya a ser repatriado.

El de ayer no es el primer ataque dirigido contra las tropas españolas en el país centroasiático, donde se confirma el deterioro que registra la seguridad en ciertas zonas bajo tutela del contingente español.