Con mayor o menor prudencia, casi todas las fuerzas parlamentarias valoraron de forma positiva el nuevo paso dado por la izquierda aberzale. No así el PP, cuyos dirigentes insistieron una y otra vez en que el acto de ayer en Bilbao fue poco más que una maniobra estratégica de una izquierda aberzale que sigue siendo "una franquicia de ETA".

El líder del PP, Mariano Rajoy, se mostró inflexible. "Ni ETA-Batasuna ni ninguna de sus franquicias se pueden presentar a las elecciones municipales y autonómicas", declaró. Y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, añadió que, para empezar, la condena de la violencia debe extenderse a todas las acciones pasadas de ETA.

Bien distinta fue la actitud del lendakari, el socialista Patxi López, quien dijo "valorar los pasos" de los aberzales "para acercarse a los requisitos a los que se ajustan todas las fuerzas democráticas". El PNV pidió directamente la legalización de la nueva fuerza.