Sesenta años después de su fundación como organización revolucionaria de liberación nacional vasca y casi exactamente 50 años después de que, ya como banda armada, asesinara a su primera víctima -el guardia civil gallego José Pardines Arcay-, ETA ha dejado oficialmente de existir este mediodía, con la celebración de un encuentro internacional de ratificación en el palacio de Arnaga, en la localidad vascofrancesa de Cambo-Les-Bains. Todas las reacciones al anuncio.

"Hará falta un espíritu de generosidad para curar las heridas y reconstruir una comunidad compartida", ha dicho la vecina de Gernika Irati Cuevas, de 29 años, elegida como voz joven y femenina para leer la Declaración de Arnaga en primer lugar en euskera. Esa proclama celebra que ETA "reconoce los sufrimientos que ha ocasionado y apoya el trabajo de reconciliación que queda por llevar a cabo", y continúa asegurando que "aún están por resolver asuntos importantes, como el de los presos y las personas que se encuentran huídas, y hacen falta esfuerzos duraderos para llegar a una total normalización de la vida cotidiana y política en la región".

Los redactores de la Declaración de Arnaga admiten que "heridas profundas perduran: familias y comunidades permanecen divididas. Debe haber más esfuerzos para reconocer y asistir a todas las víctimas". Es la única referencia a las víctimas que contiene el comunicado.

Invitados internacionales

La disolución que ETA anunció este jueves ha sido certificada este viernes por un grupo de cinco observadores internacionales: el norirlandés Gerry Adams, exlíder del Sinn Féin; el exjefe del gobierno irlandés Bertie Ahern; el político mexicano Cuauhtémoc Cárdenas, presidente del Partido de la Revolución Democrática (PRD); Michel Camdessus, ex director del Fondo Monetario Internacional, y Jonathan Powell, que fuera jefe del gabinete del primer ministro británico Tony Blair y, como tal, también uno de los puntales de la negociación de su gobierno con el IRA.

Todos ellos han sido convocados por el Foro Social, la plataforma Bake Bidea y el Grupo Internacional de Contacto que dirige el abogado surafricano Brian Currin, que han invitado además a un público integrado por dirigentes de la izquierda abertzale, del PNV, de la rama vasca de Podemos, sindicatos con implantación en el País Vasco y políticos locales vascofranceses.

"Jornada histórica"

El acto ha comenzado con un minuto de silencio y los asistentes puestos en pie “en honor de todas las víctimas de este conflicto”, ha dicho, como anfitrión, Jean René Etchegaray, presidente de la Mancomunidad Vasca.

Después, ha tomado la palabra Brian Currin para decir: “Hoy es un día de celebración y de reflexión intelectual”. El abogado surafricano ha subrayado que este “proceso de paz” nace “de las raíces, pues ha sido la sociedad civil la que lo ha querido”. Currin ha propuesto que “esta jornada del 4 de mayo sea su día para todas las vascas y todos los vascos”.

En el turno de salutaciones, el británico Powell ha sentenciado: "Hoy hemos venido a redactar la última página de este conflicto. Es una ocasión única, porque tendremos una Europa sin violencia política a partir de hoy".

Gerry Adams, por su parte, ha apelado al Gobierno español para que acerque los presos de ETA, y ha recordado que él mismo fue un preso. "Cumplí mi pena, y para mi familia habría sido muy distintos estar lejos o estar cerca", ha contado, para volver a dirigirse a los gobiernos implicados: "El enfado no es una política, y la venganza no es una solución".

Camdessus, por su parte, ha leído un mensaje del ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, que ha calificado a esta jornada de "histórica" y que "se debería celebrar en toda Europa".

El mexicano Cárdenas ha terminado con la primera parte del acto recordando que "los objetivos por los que ha venido luchando el pueblo vasco siguen vivos" y celebrando que "estamos viviendo un cambio muy importante en la forma de alcanzar esos objetivos".