La debacle socialista en las elecciones autonómicas del domingo no ha tenido excepciones. De hecho, Extremadura es el único feudo que el PSOE puede mantener, aunque para ello depende de IU. La gestión de la crisis, la labor en la oposición, la campaña electoral y el descrédito de Rodríguez Zapatero han pasado factura a todos los candidatos del partido en las 14 comunidades que han celebrado comicios autonómicos.

Analizando los resultados, el candidato extremeño aparece entre los menos perjudicados, aunque ha obtenido un 18% de votos menos que en el 2007. Solo José María Barreda ha sufrido una erosión menor (con un descenso del 10%), aunque ésta ha sido suficiente para perder la presidencia de Castilla-La Mancha. Mucho peor ha ido en territorios como Asturias, Cantabria, Navarra, Aragón o Canarias, donde el número de votos socialistas ha caído entre un 25 y un 40% respecto a hace cuatro años.

Esto incluso ha abierto fisuras en el seno del PSOE, que ahora afronta la sucesión de Zapatero. Preguntado ayer sobre esto, Vara se mostró crítico con la idoneidad de abrir un proceso de primarias. "¿Dónde está el efecto positivo de las primarias? El efecto positivo es que nos hemos derrumbado", dijo en referencia a la Comunidad de Madrid. Tomás Gómez, el candidato socialista a esta región, se dio por aludido y replicó: "en Extremadura no ha habido primarias y el PSOE ha bajado 10 puntos (del 53 al 43% de los votos), y en Madrid las hubo y hemos bajado 7,5. Si la caída en Extremadura hubiese sido como en Madrid, hoy el señor Fernández Vara habría tenido la candidatura más votada de Extremadura".