El presidente Aznar se comporta como los infantes que huyen en cuanto no saben cómo proceder. En vez de llamar a Ibarretxe --como pide Zapatero -- y decirle que a ver cómo resolvemos la cuestión, se va corriendo a contarle a Cuevas que Ibarretxe le pone zancadillas. Y Cuevas, que se olvida de que su papel no es ése, se dedica a decir lo que quiere Aznar. Y si Aznar amenaza, Cuevas amenaza más: nada menos que con las "últimas consecuencias". Le van a hacer importante y poderoso, a Ibarretxe. Torpes.