El independentismo lleva tiempo -de hecho, desde bastante antes de la declaración unilateral del año pasado- pidiendo una mediación internacional para Cataluña. El mes pasado, en un libro, el expresidente huido, Carles Puigdemont, aludió de nuevo a la demanda, al proponer una «mediación discreta» del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, después de que fracasara en su empeño en lograr una intervención de este tipo en octubre del 2017 y que ha sido constantemente rechazado por todos los organismos internacionales a los que ha recurrido.

Quim Torra retoma ahora la idea. El presidente de la Generalitat viaja hoy a Suiza para pronunciar una conferencia titulada An international mediation for Catalonia?. Pronunciará el discurso en la Universidad de Ginebra, en una cita organizada por el Global Studies Institute. La conferencia, con coloquio posterior, no será el único acto que Torra protagonizará en Ginebra. El president concluirá la jornada con un encuentro con la comunidad catalana en Suiza.

ASIGNATURA PENDIENTE / La mediación internacional es sin duda una de las asignaturas pendientes del secesionismo. Una mediación que Puigdemont esgrimió como argumento para suspender la declaración unilateral de independencia (DUI) el pasado 10 de octubre en el Parlamento catalán y que, según varios testimonios de la Generalitat y de su grupo parlamentario, nunca existió. Meses después, ha sido el propio Puigdemont el que ha admitido que no prevé ningún apoyo explícito de Europa a la vía independentista, más allá de seguir reclamando la mediación.

Artur Mas puso en marcha un mayor despliegue de embajadas -después de su etapa de pactos con el PP, que las congelaron- y trató de penetrar en el entramado de la Unión Europea (UE) para introducir la cuestión soberanista en su agenda. El expresidente de la Generalitat sí fue recibido, en sus viajes a Bruselas, por comisarios europeos y altos representantes de la Comisión Europea y el Consejo Europeo. Pero cuando hace seis años, en noviembre del 2012, poco después de la primera manifestación multitudinaria de la Diada, pronunció una conferencia en Bruselas para pedir el apoyo comunitario al proceso soberanista catalán, no logró un eco favorable.

En mayo del 2016, Puigdemont protagonizó una visita también a Bélgica, en la que aseguró no haber pedido ninguna entrevista con los mandatarios de la UE. Al final del viaje, la Comisión Europea desmintió al president y reveló que sí, que este había sondeado la posibilidad de ser recibido por Jean-Claude Juncker, presidente del Ejecutivo comunitario, y también por el entonces presidente de la Eurocámara Martin Schulz. En ambos casos la respuesta fue negativa.

En un libro de reciente publicación, Puigdemont insiste en la necesidad de una «mediación internacional independiente». Y señala que quien puede hacer este papel es Donald Tusk, el presidente del Consejo Europeo. «Hasta ahora es el único que se ha expresado de una manera muy correcta», apunta Puigdemont. Tusk reclamó al expresident públicamente, el pasado 10 de octubre, que el Govern no ejecutara la DUI.

RECURSO EN EL TC / El viaje de Torra llega en un contexto de enfriamiento de relaciones con el Gobierno, que este viernes llevará al Consejo de Estado -paso previo a la impugnación ante el Tribunal Constitucional (TC)- la reprobación del Parlament al rey Felipe VI -por su actuación tras el 1-O- y apostando por la abolición de la Monarquía. La vicepresidenta, Carmen Calvo, alegó que un parlamento autonómico no puede «intentar trazar la forma de Estado».

Fuentes del Gobierno admiten que es una actuación sin recorrido judicial porque el pronunciamiento del Parlament no conlleva ninguna acción legal, informa Juan Ruiz Sierra. La portavoz del Govern, Elsa Artadi, le contestó que la actuación del Ejecutivo del PSOE al recurrir pronunciamientos políticos «es algo no muy diferente» a lo que hacía el Gobierno del PP.