La obra del tren y la conversión de la N-430 en la Autovía del Levante son dos de los grandes proyectos que Extremadura espera como agua de mayo, cuya inversión depende de Madrid y que vuelven a estar en manos del renombrado ministro José Luis Ábalos. Su cartera ya no se llamará Fomento, cambia a Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, pero las competencias serán similares, por lo que será quien deba rendir cuentas tanto del futuro ferrocarril extremeño como de la mejora de las carreteras en la región.

En cuanto al proyecto del tren, ahora se espera que la obra al completo de la plataforma entre Badajoz y Plasencia esté acabada a finales de 2020, eso sí, con doble vía en todo el recorrido y con electrificación incluida. Significa que no podrán circular trenes por los nuevos raíles hasta 2021, una vez que acaben las pruebas de seguridad.

En cuanto a la N-430, hay dos opciones encima de la mesa para decidir el trazo: el norte, que consistiría en la conversión de la actual nacional en autovía, recorriendo los pueblos de La Serena hasta Ciudad Real; y el centro-sur, pasando por La Serena y llegando a Puertollano. Esta es la alternativa que defiende Castilla-La Mancha; Extremadura no se ha pronunciado.

Ábalos instó a que ambas comunidades se pusiesen de acuerdo; pero la decisión debe salir del ministerio que vuelve a dirigir.