Por fin se acabaron las teorías, las conjeturas y las conspiraciones. Desde ayer, 721 folios recogen la verdad judicial de la matanza de Madrid. La sentencia desmonta la estrategia del PP y sus satélites mediáticos que, desde esa triste mañana del 11 de marzo del 2004, ha intentado implicar a ETA en esta masacre. Una afirmación que ha sido rotundamente desmentida por el tribunal. El fallo no alivió el dolor de las víctimas, que sintieron una intensa rabia porque no han sido condenados ninguno de los inductores de la matanza, por la levedad de algunas condenas y por la absolución de siete de los 28 acusados. Los políticos solo coincidieron en alabar el fallo judicial, pero cada uno barrió para casa. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, celebró el éxito de la justicia española mientras que el líder popular, Mariano Rajoy, mantuvo abierta la puerta a nuevas investigaciones.

La sentencia fue bien recibida por los que han defendido, desde el principio, que la masacre de Madrid fue cometida por una célula islamista. Los jueces afirman que la intención de esos terroristas era imponer la ley islámica "en su interpretación más radical, extrema y minoritaria" y eliminar "la cultura de tradición cristiano-occidental". Sin embargo, los jueces eluden explicar los motivos que llevaron a los terroristas a perpetrar esa masacre. En el texto solo se menciona en una ocasión a Irak pero en relación a una conversación que mantuvo el suicida Jamal Hamidam con el exminero asturiano José Emilio Suárez Trashorras.

LAS CARENCIAS En la resolución no se hace tampoco ninguna referencia a las advertencias que había recibido el Gobierno de José María Aznar sobre la posibilidad de ese ataque en los informes de reputados servicios policiales y de inteligencia. Por contra, la sentencia recoge nueve informes policiales que, a su juicio, desmontan la tesis, sostenida en el juicio por el defensor del autor material Jamal Zugam, José Abascal, de que la matanza "la pudo cometer ETA". El tribunal explica que los papeles sobre ETA hallados en el piso de Leganés, donde se suicidaron ocho islamistas--aunque solo se ha identificado a siete--, corresponden a un policía que residía en esa finca.

Para avalar esa posición, los jueces optan por un tono más contundente para rechazar que ETA pudiera haberse colado en esta masacre a través de los explosivos usados en la matanza. Para el tribunal, "existe un enlace múltiple, unívoco, preciso y directo" que acredita que "la procedencia de todo o gran parte del explosivo utilizado" en el atentado procede de la mina Conchita. Por ello, concluye que "todas las pruebas periciales" practicadas en la vista sostienen que "en todos" los escenarios del 11-M "aparecen componentes de la goma-2 Eco". Ese peritaje indica, en su opinión, que esa dinamita "estuvo en todos los focos de los trenes, si bien no se puede descartar la presencia de otra u otras marcas de dinamita (hipótesis más favorable a las defensas)".

Tras esta contextualización de la masacre, el grueso de la resolución se centra en aclarar el papel jugado por cada uno de los 28 procesados. Los peor parados son Jamal Zugam, Otman el Gnaui y José Emilio Suárez Trashorras, que fueron condenados a casi 39.000 años de cárcel, como autores materiales los dos primeros y como cooperador necesario el tercero. Los jueces afirman que el exminero-- al que aplican la eximente de enfermedad mental-- "conocía el radicalismo de Jamal Ahmidam y su grupo y su odio a lo occidental".

EL RECONOCIMIENTO Los jueces tampoco son benévolos con Zugam, al que condenan por haber colocado "el último artilugio explosivo" en el cuarto vagón del tren que estalló en la estación de Santa Eugenia. El tribunal da validez a los testimonios de tres personas que le vieron en el andén de esa estación y al hecho de que el acusado haya negado "que estuviera en tren alguno". Además, consideran que proporcionó a los otros ocho autores materiales las tarjetas de los teléfonos que activaron 10 de las 13 bombas que estallaron en los cuatro trenes de la muerte.

Por su parte, El Gnaui es considerado como autor material de la matanza porque estuvo en todos los escenarios. Mejor parado salió Abdelmajid Buchar, que solo fue castigado con 18 años de prisión, a pesar de que la fiscalía le consideró como autor material por estar en el piso de Leganés y huir cuando la policía cercó a los siete suicidas.

Sin embargo, la sentencia despacha con pocos argumentos la absolución de los autores intelectuales de la matanza, Rabei Osmán, El Egipcio , Yussef Beljad y Hassan el Haski. El tribunal explica que no puede condenar a Osmán por pertenencia a Al Qaeda porque Italia ya le ha castigado por ese delito a una pena de 10 años de prisión.

Respecto a las conversaciones que la policía de Milán le grabó con un amigo-- en la que se reconocía como inductor de la matanza de Madrid-- los jueces no les dan valor por los problemas de traducción del árabe al castellano. El tribunal tampoco encuentra pruebas que vinculen a los otros dos acusados con la organización de la masacre. Al resto de los procesados les impone penas que oscilan entre los tres y los 12 años de prisión como miembros o colaboradores de la célula terrorista. Entre ellos a Rafà Zuhier, al que castiga con 10 años de cárcel por tráfico de explosivos. Los jueces aprovechan su condición de colaborador policial para regañar a la Guardia Civil por "el poco control de los controladores sobre el controlado". La sentencia absuelve a siete acusados, entre ellos, Carmen Toro y su hermano Antonio.

Las víctimas pasaron del entusiasmo a la decepción durante la lectura de la sentencia. La mayoría no pudo contener las lágrimas mientras afirmaba que las vidas de sus seres queridos no valían más que unos escasos años de cárcel.

Por su parte, los políticos no firmaron la pipa de la paz. José Luis Rodríguez Zapatero afirmó: "Hoy se ha impartido justicia y sobre esa justicia tenemos que mirar hacia adelante". Mariano Rajoy subrayó que no habían sido condenados los autores intelectuales de la matanza y abogó por mantener la investigación.