El Partido Popular ha vuelto a naufragar en su intento de generar un consenso alrededor del polémico trasvase del Ebro. Pero esta vez ha sido dentro de sus propias filas donde se ha desatado la tempestad ante la posible inclusión del proyecto en el programa electoral del 9-M. El último pulso lo lanzó ayer el exministro Federico Trillo, cabeza de lista del PP por Alicante, al afirmar en un comunicado que el manual del candidato editado por el partido recoge "expresamente" el trasvase de agua del Ebro a la Comunidad Valenciana "como una actuación necesaria". Dicho manual es una especie de guía de campaña que la dirección nacional del PP elabora para concretar el programa electoral a todos los miembros.

El anuncio de Trillo cogió por sorpresa a la dirección del PP, que se apresuró a desautorizarle. El secretario de comunicación, Gabriel Elorriaga, apuntó que el manual del candidato es un "documento ajeno y anterior al programa electoral que en ningún caso puede matizarlo" y recordó a Trillo que la posición del partido sobre el agua es un compromiso "con todos los españoles".

CAUTELAS Y ORDAGOS La convicción de Trillo choca con la cautela que el PP valenciano está mostrando en los últimos días, desde que no logró incluir el trasvase en el programa del partido. Ayer mismo, el presidente de la Generalitat valenciana, Francisco Camps, manifestó que la intención de Mariano Rajoy será "garantizar agua de calidad para todos, mediante el trasvase de cuencas excedentarias a cuencas deficitarias", pero no citó explícitamente al Ebro.

Y es que la aprobación de dicho programa el pasado sábado, sin referencia alguna al Ebro, no ha logrado conciliar a los populares aragoneses y valencianos, que siguen aireando sus diferencias sobre la mención de la obra como promesa electoral. De hecho, antes de cerrar los compromisos de campaña, la batalla interna desatada a costa del trasvase estuvo a punto de costarle al PP una dimisión a las puertas de los comicios.

Los populares aragoneses querían evitar a toda costa que cualquier referencia al trasvase les pudiera restar votos. Incluso el líder del PP en Aragón, Gustavo Alcalde, amagó con dimitir si el proyecto se plasmaba en el programa. Los valencianos pretendían basar su estrategia electoral en el agua del Ebro.

La tensión obligó al secretario general, Angel Acebes, a convocar una reunión entre ambos sectores para acercar posturas, llegando a la salomónica decisión de apostar por los trasvases sin concretar cuáles, algo que se interpretó como una victoria del sector aragonés.