La regla de oro de los debates electorales es que nunca se ganan en el plató de las televisiones, sino en las negociaciones previas, que acaban favoreciendo a un candidato o al adversario. Sumergidos en esa pugna por dirimir los términos de la confrontación están ahora PSOE, PP, Ciudadanos y Unidas Podemos. El equipo de Pedro Sánchez, que erró al apostarlo todo a un solo debate con Vox podía ser suspendido, se ve ahora enredado en un laberinto en el que sus contrincantes tienen mayor facilidad para intentar ponerlo contra las cuerdas. Y no han desaprovechado el regalo. Con la rivalidad entre las televisiones de telón de fondo, Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias han lanzado su órdago: irán a la cita del lunes en TVE y a la del martes en Atresmedia. Si Sánchez renuncia a ir a la de la televisión privada, su atril quedará vacío.

El PSOE mantiene el pulso. Alega que acudirá solo al de la televisión pública y pide que se cambie de fecha. TVE lo propuso para el lunes, pero Sánchez quiere que se celebre el martes 23. Dicen los socialistas que debe trasladarse porque los candidatos ya tienen despejadas sus agendas para ese día, informa Juan Ruiz Sierra. Las habían liberado para asistir a la cita de Atresmedia que la Junta Electoral Central (JEC) suspendió porque incluía a Vox.

¿Qué responde la televisión privada? Que mantiene viva la oferta, cambiando el formato de cinco a cuatro. Y lo esperable: los adversarios de Sánchez, que necesitan visibilidad para remontar en una campaña con alto porcentaje de indecisos, quieren hacer doblete. Además, utilizan la polémica para atizar al candidato socialista y le acusan de esconderse.

La televisión pública pasa la decisión a los partidos y les pide que elijan: lunes 22 o martes 23. El PSOE se mantiene en que solo hará un debate y que tiene que ser el martes. Los otros candidatos se niegan. Alegan que ese día ya está comprometido con Atresmedia e intentan forzar así a Sánchez a que ceda y haga doblete.

El grupo de comunicación privado se une a esta presión y avisa de que no permitirá al presidente enviar a un sustituto y que si él no acude su atril quedará vacío. La situación es de bloqueo, hasta tal punto que quien gane la negociación se habrá llevado la victoria moral también del debate, que se ha convertido en el foco de controversia de la campaña para angustia del PSOE, que estaba ejecutando hasta este enredo una estrategia sin sobresaltos.

TODOS EN CONTRA / El Gobierno asegura que la intención de Sánchez es que el debate sea «propositivo, alejado del insulto y la crispación», según explicó la portavoz, Isabel Celaá, algo que parece más un deseo que una realidad, a tenor de los ataques.

Casado mezcló el miércoles uno de los ejes principales de su campaña, los pactos de Sánchez con el independentismo, con la polémica de los debates. Desde Palma, lamentó que el socialista sí debatiera «cara a cara con [Quim] Torra en Pedralbes» y no quiera hacerlo ahora en campaña con él, informa Pilar Santos. Insistió en que él está dispuesto a debatir los dos días y apuntó que también está abierto a celebrar un cara a cara en Telecinco. «Y me comprometo también a otro, a ocho o a nueve [participantes], con los independentistas y los batasunos. Aunque no hace falta porque estando Sánchez en el plató ya están representados. Pueden ahorrar en atriles y minutaje», criticó. Rivera se apuntó también al doblete. «Yo quiero todos los debates que hagan falta, me parece bien que se hagan en la televisión pública y en la privada, y me parece bien que participen todos los partidos nacionales que concurren a las elecciones», reclamó.

Iglesias no solo pidió doble debate sino que además atacó a Sánchez, desde su mitin en València, por lo que considera una falta de disposición. «En unas elecciones todos los candidatos tenemos que tener disponibilidad a acudir a debatir todos los días. Esto no va de ser más de izquierda o de derecha va de respeto a los ciudadanos. Estamos obligados a ir a los dos», advirtió y pidió «decencia» porque «la gente no es idiota».

Vox, que se queda fuera, protestó públicamente por lo que considera una exclusión injusta, aunque en un mensaje interno enviado por error a los periodistas revela su alegría por librarse de una cita que les parecía arriesgada.

Marejada interna / La elección de los términos del debate ha suscitado divergencias entre el gabinete de Sánchez, que abogó por Atresmedia con Vox, y dirigentes de la sede de Ferraz, que preferían celebrarlo en TVE. Tras la resolución de la JEC, el comité electoral optó este miércoles por aceptar la cita en la televisión pública, una decisión que se tomó por unanimidad a propuesta del director de gabinete, Iván Redondo y del secretario de organización, José Luis Ábalos, según subrayan fuentes socialistas.

En el trasfondo de la polémica se encuentra el eterno debate sobre la reforma de la ley electoral, que Podemos defiende desde sus orígenes que se actualice con medidas como la obligatoriedad de asistir, como mínimo, a dos debates en TVE.

Su propuesta contó con la complicidad de Cs en el Congreso, pero chocó con el inmovilismo de PP y PSOE. Ahora, el Gobierno admite que será necesario arremangarse en la próxima legislatura para «meter en la coctelera» este y otros aspectos.