No hubo sorpresas desagradables de última hora. Las últimas tropas españolas abandonaron Irak ayer, víspera de la boda del Príncipe, sin incidencias. Cruzaron la frontera de Kuwait a las 15.15, hora kuwaití (una menos en España). Dejaban casi 10 horas de carretera y cumplían antes de la fecha límite el compromiso adquirido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de que el 27 de mayo no quedaría ningún militar español en el país árabe.

Lo más delicado de la denominada operación Jenofonte --la retirada del contingente español de Irak-- había acabado a media tarde de ayer y ya sólo resta el regreso en vuelos chárter a España desde Kuwait y el envío del material militar por mar.

"Sin novedad, se ha cumplido la orden que usted dio". Este es el mensaje que el general José Muñoz, jefe del Contingente de Apoyo al Repliegue, transmitió nada más cruzar la frontera al ministro de Defensa, José Bono. El ministro, según su propio relato, informó al presidente del Gobierno --"tu orden ha sido cumplida en un tiempo récord", le dijo a José Luis Rodríguez Zapatero-- y luego al Rey.

El último convoy salió de la base en Diwaniya, que ya ha dejado de llamarse Base España, sobre las seis y media de la mañana, hora iraquí (dos horas menos en España). Estaba compuesto por dos unidades de marcha --en realidad, dos largos convoyes separados entre sí unos 50 kilómetros--, una escolta de la Legión con blindados y una cobertura de cuatro helicópteros Superpuma. En total, unos 450 militares.

100 KILOMETROS DIFICILES Como se había comprobado el jueves, cuando el sargento primero Francisco Javier Cubero fue herido leve en una emboscada en Al Hamza, al sur de Diwaniya, los 100 primeros kilómetros del trayecto hacia el sur resultaban los más peligrosos. En esta ocasión, sólo se produjo una avería en un vehículo que retrasó al convoy durante unos minutos.

La jornada fue ardua para los últimos soldados españoles que abandonaron Irak. Con raciones de provisión como único alimento, fueron circulando por la autopista iraquí que lleva hacia el sur. Algunos, como el legionario Antonio Jiménez, prefirieron prescindir de la ración militar y devoraron un bocadillo de chorizo tras cruzar la frontera.

ARRIAR LA BANDERA Defensa se esforzó para que no se conociese con antelación ningún detalle sobre la salida de las últimas tropas. A las ocho de la tarde del jueves se arrió la bandera española de la base, mientras sonaba el himno por última vez en Irak. Después, se procedió al llamado toque de oración para recordar a los militares caídos. A primera hora de la mañana de ayer, los blindados españoles cruzaron por última vez la puerta de la que había sido su base desde el verano pasado.

La operación Jenofonte había comenzado el 2 de mayo. Desde entonces, se han trasladado a Kuwait más de un millar de soldados, incluidos militares centroamericanos que formaban parte de la disuelta Brigada Plus Ultra, 91 vehículos de combate, 297 de transporte y tres centenares de contenedores, junto con el armamento. Entre las pocas cosas que se han quedado en la base están los muebles, ya que devolverlos a España sería más caro que comprar unos nuevos, y la piscina, construida cuando el Gobierno del PP preveía una misión de larga duración.

Según Bono, la petición de EEUU de que los españoles capturaran "vivo o muerto a determinado líder iraquí" forzó la anticipación del repliegue. Desde entonces, los españoles sólo se dedicaron a preparar su retirada. Los últimos vuelos de Kuwait a España se harán el lunes.