La profunda crisis económica se ha acentuado de forma dramática y todo anuncia que el proceso de recuperación será doloroso y duradero en Extremadura debido a la singularidad de nuestra economía. Por eso se hace preciso tomar medidas urgentes que pongan freno a la situación.

Cierto es que el Pacto Social y Político de Reformas para Extremadura va a suponer una herramienta indispensable de cara al futuro, pero como toda obra de envergadura, tardará tiempo en hacerse realidad.

La gravedad de la situación obliga a tomar medidas excepcionales sin más pérdida de tiempo. Los hogares y las pymes extremeños están siendo los grandes perjudicados vía aumento del paro y de la enorme restricción de liquidez financiera.

La situación es asfixiante y precisa con urgencia de actuaciones adecuadas, como un plan de austeridad pública que conlleve la eliminación de consejerías, direcciones generales y organismos públicos; plan de análisis de eficacia del gasto para evitar despilfarros; externalización de servicios públicos; eliminación del impuesto de donaciones en el ámbito familiar y exención del impuesto de sucesiones entre padres e hijos; diferimiento del pago de impuestos para autónomos y pymes, estableciendo una línea de financiación prioritaria que permita trasladar el pago de impuestos a años posteriores y aliviar las dificultades por las que atraviesan las empresas; menor presión fiscal, etcétera.

Existen multitud de deberes, sólo hace falta voluntad política para acometerlos. Principalmente desarrollar unas administraciones públicas más efectivas y eficientes y, con la concertación social, avanzar en la reforma del mercado laboral, incrementar la capacidad tecnológica, completar la reestructuración del sistema financiero y garantizar la eficiencia de los mercados.