Con semblante serio, americana, camisa blanca y sin corbata, entraba a las 12.15 horas de ayer Iñaki Urdangarin en la Audiencia de Palma de Mallorca. Acompañado de su abogado, Mario Pascual Vives, estuvo en el interior del edificio unos 12 minutos. Los suficientes para que la Sección Primera, cuyo tribunal le juzgó, le comunicara que tiene cinco días para ingresar en la prisión que él mismo elija y cumplir los cinco años y 10 meses de cárcel impuestos por el desvío de fondos del Instituto Nóos. El Tribunal Supremo (TS) le rebajó solo cinco meses su condena inicial. Es la primera vez en la historia moderna de España que un pariente cercano del Rey entra en la cárcel.

DIEGO TORRES / El que fuera su socio, Diego Torres, fue más madrugador y compareció en los juzgados a las 09.10 horas. El tribunal le dio el mismo plazo para que entre en un centro penitenciario y lo hará en uno de Cataluña, donde reside. Su pena es dos meses menor a la del exduque de Palma. Su abogado, Manuel González Peeters, explicó a este diario que valora presentar un recurso ante el Tribunal Constitucional.

En el caso del expresidente balear Jaume Matas, el otro condenado que había sido citado por los magistrados, no se presentó en la Audiencia de Palma y acudió directamente a una prisión para ingresar en ella.

La llegada del cuñado de Felipe VI al edificio judicial provocó una gran expectación. En las puertas de la audiencia se congregaron numerosos periodistas y cámaras, así como ciudadanos indignados. Algunos de estos últimos lanzaron gritos de «chorizo», «los Borbones a los tiburones» o «Borbón a prisión». Durante el tiempo que estuvo en las dependencias judiciales, también gritaron: «Iñaki, ya basta, devuélvenos la pasta». A su salida, también le profirieron insultos. Y se alejó en el mismo Nissan gris en el que había acudido. En ningún momento hizo el gesto de pararse, como cuando declaró ante el juez y proclamó su inocencia.

Urdangarin, que cogió de madrugada un vuelo en Ginebra rumbo a Palma, volvió de nuevo a Suiza, donde vive desde hace unos años con su mujer, la infanta Cristina, que precisamente cumplía ayer 53 años, y sus cuatro hijos.

Al ser un ingreso voluntario de prisión, no tiene movilidad limitada. Eso sí, Iñaki Urdangarin deberá volver a España como muy tarde el lunes.

¿A qué prisión irá? Por ahora, es una incógnita. No se descarta que vaya a una prisión catalana, pues los exduques residieron en Barcelona tras su boda y tienen amigos que podrían encontrarle trabajo y facilitar así que lo antes posible se dé la oportunidad de que únicamente tenga que ir a dormir al centro penitenciario. Sin embargo, fuentes penitenciarias catalanas han asegurado que «no se le espera».

EL DESTINO / También se ha apuntado que podría escoger la cárcel de Mahón (Menorca), la de Zabaleta (Álava) o alguna próxima a Madrid. Ante esta nueva situación, la infanta Cristina, que trabaja en Ginebra en una fundación, debe decidir si vuelve a España o se queda en Suiza.

El que fuera jugador de balonmano tendrá que pasar los mismos trámites que otros presos. Al ingresar en un centro penitenciario, se le hará un reconocimiento médico y será entrevistado por un equipo de trabajadores sociales y psicólogos. Los nuevos reos pasan los primeros días en el módulo de ingresos y, tras su clasificación en el régimen penitenciario, son trasladados a las dependencias que los técnicos penitenciarios consideran más adecuados para ellos.

CONSTITUCIONAL O INDULTO / El exdeportista también puede decidir continuar defendiendo su libertad a través de la justicia. Urdangarin tiene la posibilidad de solicitar amparo al Constitucional y solicitarle la suspensión de la ejecución de la condena hasta que se resuelva el recurso. Por norma general, el alto tribunal rechaza esta medida. Otro camino para salir lo antes posible de la cárcel es solicitar al Gobierno el indulto. En este supuesto, será la Audiencia de Palma de Mallorca quien marque el camino y los pasos.

Mientras tanto, los Reyes mantuvieron su agenda oficial. Felipe VI estuvo de visita en Navarra con motivo de la inauguración del V Congreso Internacional de Agricultura y Sociedad. Tras conocer la sentencia, la Casa del Rey expresó su «absoluto respeto» a la independencia judicial. Es la misma frase que ha empleado casi siempre desde el inicio del proceso judicial contra el cuñado del Rey. La excepción fue en el 2013, bajo el reinado de Juan Carlos I, cuando expresó su «sorpresa» por la decisión del juez instructor José Castro de imputar a la infanta Cristina. Ayer se guardó silencio.

El Supremo ratificó el martes la condena inicial de la Audiencia de Palma contra Urdangarin por malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias, pero le absolvió de falsedad en documento público, con lo que rebajó en cinco meses la pena privativa de libertad. La sentencia señala que el exduque usó el «trampolín de su privilegiada posición» para lograr el «sometimiento» de Matas a sus intereses y que le contratara.

Pedro Horrach, el fiscal que llevó la instrucción del caso Nóos, aseguró ayer que las condenas en firme son para él «una satisfacción y un alivio». «Han pasado ocho años de proceso y una vez finalizado, lo primero que se siente es alivio. La verdad es que la sentencia en global es positiva. Los argumentos son sólidos, consistentes y creo que ya son difícilmente atacables», añadió Horrach, que considera que es «difícil» que prospere un recurso ante el Constitucional.