El PNV se convirtió en la voz discordante al replicar las declaraciones del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien afirmó que Batasuna no volverá a las instituciones aunque condena la violencia. El presidente peneuvista, Iñigo Urkullu, aseguró que "con la estrategia de las ilegalizaciones", el Estado pretende evitar que la izquierda aberzale esté en las próximas elecciones municipales, y continuar así el desalojo del poder del PNV. En la misma línea, el diputado Josu Erkoreka aseguró que si Batasuna condenara la violencia, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional avalaría su legalización. La izquierda aberzale, a su vez, señaló que la derrota militar de ETA "no es posible".