El líder del PNV, Iñigo Urkullu, no pudo ayer dejar más meridianamente claras sus condiciones a José Luis Rodríguez Zapatero si pretende agotar la legislatura con el apoyo parlamentario de los nacionalistas vascos. "Si quiere contar con nosotros, debe comprometerse con el autogobierno de este país", afirmó. Lo que significa más traspasos de competencias, y más pronto que tarde. En caso contrario, avisó, el PSOE "recogerá los frutos" de lo que cultive, que no serán otros que "la posible caída del Gobierno de Zapatero".

Urkullu subrayó las reglas de juego que pretende imponer el PNV durante una ofrenda floral, en Bilbao, a Sabino Arana. Allí, el dirigente nacionalista reprochó una vez más que, en su opinión, desde el Ejecutivo vasco se pretenda "descabalgar al PNV de las instituciones en las que aún mantiene responsabilidades de liderazgo". Se refería así a la posibilidad de que un hipotético pacto entre el PP y el PSE arrebate las diputaciones forales al PNV. Pero, con todo, aseguró que hay algo "todavía más grave". "Se boicotean las posibilidades reales de incrementar la capacidad de autogobierno del País Vasco", criticó. Entonces amenazó a Zapatero con dejarlo sin los votos del PNV en el Congreso.

El dirigente de los nacionalistas vascos reservó un espacio de su intervención al Estatut. "La sentencia del Tribunal Constitucional --afirmó-- es una ofensa al pueblo catalán, pero al mismo tiempo puede representar un réquiem para la España plural que predican y para el Estado autonómico si se cae en la tentación de hacer tabla rasa de los derechos históricos de los territorios forales que reconoce la propia Constitución". Y añadió: "En 1977, la política española se enfrentó a dos problemas con nombre propio, Cataluña y Euskadi, y en el 2010, por decisión de sus tribunales y de sus fuerzas políticas, se enfrenta de nuevo a los mismos".