Iñigo Urkullu inauguró ayer etapa como nuevo presidente del PNV con un discurso de calado que apostó por el "realismo" para hacer política y que se situó más cerca del pactismo atribuido a Josu Jon Imaz que del soberanismo de Joseba Egibar. No obstante, avisó a Rodríguez Zapatero de que, si da un "nuevo portazo" al nacionalismo institucional, el PNV se verá obligado a considerar si su "estrategia de concordia" tiene futuro.

Fue un mensaje muy calculado en el que Urkullu llegó además a concretar que las aspiraciones de su partido tienen encaje en la Constitución. De hecho, aclaró que lo que plantean los peneuvistas es el "derecho a decidir desde un sujeto político vasco reconocido" y precisó que este encuentra cabida en la "interpretación leal" de la disposición adicional de la Constitución en la que se afirma que "ampara y respeta" los derechos históricos de los territorios forales.

PACTO CON ZAPATERO Sin hacer una sola mención expresa a la consulta que reclama Ibarretxe, el nuevo líder peneuvista se comprometió a defender con "firmeza y convicción" la propuesta presentada por el lendakari para llegar a un pacto con Zapatero antes del mes de junio.