El mecanismo electoral continúa en marcha y no parará al menos, hasta el próximo 21 de julio. Si las tres fuerzas políticas que han obtenido representación parlamentaria en la Asamblea autonómica logran ponerse de acuerdo y elegir por mayoría absoluta a un presidente para la Junta de Extremadura antes de esa fecha, la vida política de la región comenzará a funcionar con normalidad; si pasados dos meses no lo consiguen, habrá que repetir las elecciones y dejar decidir de nuevo a los ciudadanos. La llave, una vez más, está en manos de IU.

La elección de un nuevo presidente para la Mesa de la Asamblea será la primera labor de los grupos parlamentarios (PP con 32 escaños, PSOE con 30 e IU con 3), que quedarán constituidos a finales de junio. Según el reglamento de la Cámara, cada uno de ellos podrá presentar un candidato que necesitará la mayoría absoluta para alcanzar el cargo. Si no lo consigue en una primera votación, sería necesario ir a una segunda vuelta en la que obtener la mayoría simple basta. Dada la situación actual, si PSOE e Izquierda Unida no consiguieran llegar a un acuerdo --IU considera que "es una posibilidad que el árbitro" del Parlamento pertenezca a su partido--, el PP podría hacerse con la Presidencia de la Asamblea en la segunda vuelta, pues su candidato obtendría esa mayoría simple con 32 votos a favor frente a los 30 del aspirante socialista o los tres del hipotético de IU.

El siguiente paso, tras la constitución de la Diputación Permanente, es proponer un candidato a la Presidencia de la Junta, labor que le corresponde al nuevo presidente de la Asamblea. Con la panorámica actual, todo apunta a que el presidente seguirá siendo el socialista Guillermo Fernández Vara, pues IU no está dispuesta a que el PP gobierne "ni por activa ni por pasiva" y la derecha tendría en una segunda vuelta --en este caso también es necesaria si en la primera no se obtiene la mayoría absoluta-- fuerza suficiente para defender a su candidato.

Por tanto, si como dice el coordinador general del partido, IU no está dispuesta a que el PP gobierne "por activa", significaría que apoyará con su voto la investidura de Vara, aunque luego no forme parte de su gobierno; pero la formación que entra en el Parlamento tampoco está dispuesta a que la derecha gobierne "por pasiva", lo que significaría que no se abstendrá de votar ni en la primera ni en la segunda vuelta para que en esta última, el PP consiga revalidar a su candidato por mayoría simple.

En el caso de que PSOE e IU no consiguieran ponerse de acuerdo y el presidente de la Asamblea fuera del PP, a él le correspondería proponer al líder de la Junta. En cualquier caso, el procedimiento podrá repetirse si el presidente de la Asamblea lo estima oportuno y si el líder de la Junta no obtiene la mayoría en el plazo de dos meses desde la primera votación, es necesario convocar nuevas elecciones.

Así las cosas, los socialistas "desean" el pacto con Izquierda Unida para que la Cámara regional conserve su mayoría progresista, pero el principal objetivo del PP, que no se resigna a estar en la oposición, es "gobernar Extremadura" puesto que ahora más que nunca, "ha llegado su momento".