El Vaticano le mostró ayer a Antonio María Rouco Varela un camino que poco tiene que ver con el que el presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) ha emprendido en estos años. Claro que hay diferencias entre el Gobierno socialista y la Iglesia católica, desde la nueva ley del aborto hasta la materia de Educación para la Ciudadanía, pero la manera de encararlas, según plasmó el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Tarsicio Bertone, no pasa por concentraciones donde se acusa al Ejecutivo de "socavar la democracia" o por alertas de que el rumbo político en España puede conducir a otra guerra civil. En la sede de la CEE, ante la mirada de Rouco, Bertone escenificó el "diálogo" y la "sana" colaboración de la que había hablado antes de llegar a Madrid.

LOGICAS DIVERGENCIAS Repleta de citas del papa Benedicto XVI, la conferencia de Bertone sobre los derechos humanos tuvo partes en las que quedaban claras sus divergencias ideológicas con el Gabinete de José Luis Rodríguez Zapatero, con quien se reunió el pasado miércoles, en un encuentro que ambas partes calificaron de "provechoso". Ejemplos: "Es a los padres a quienes compete elegir la educación para sus hijos acorde con sus ideas", en alusión a la materia a la que los obispos creen que se debe objetar; o "la dignidad del ser humano implica el respeto a la vida desde su concepción hasta su ocaso natural", un recordatorio de que el Vaticano está en contra de la interrupción voluntaria del embarazo.

COMO ITALIA Después, cuando le preguntaron si estas frases eran un señalamiento al Gobierno, el cardenal contestó que no, que para nada, que se trataba de "un discurso de carácter general", aplicable "a Italia", país con el que la Iglesia mantiene muchos menos puntos de fricción. Y entonces comenzó Bertone a exhibir sus buenas relaciones con el Ejecutivo, tan alejadas de las que vienen escenificando Rouco y todo el sector conservador y mayoritario de la CEE.

"Naturalmente --dijo el secretario de Estado de la Santa Sede--, en la cuestión del aborto tenemos opiniones distintas. Aun así, he intentado entender, comprender y hacer entender y comprender que lo necesario es restringir, y no ampliar, la ley del aborto". Trasladar el mensaje, sí, pero también tratar de entender el del otro. Un detalle que goza de cierto morbo: la frase es de Bertone, y primero la dijo él en italiano, pero después la pronunció, en su papel de traductor, Juan Antonio Martínez Camino, secretario y portavoz de los obispos, mano derecha de Rouco y martillo del Ejecutivo socialista.

"LA PREGUNTA DEL MILLON" Justo antes, el cardenal había contestado a, según su propia confesión, "la pregunta del millón de euros". ¿Se siente amenazada la Iglesia por esa supuesta "redefinición de los derechos humanos" de la que antes había hablado por parte del Gobierno? La respuesta fue un no. "Es un asunto que está presente en España --dijo Bertone--, pero en mis conversaciones de ayer por el miércoles, cuando se vio con Zapatero, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el titular de Exteriores, Miguel Angel Moratinos, yo he escuchado la intención del Gobierno de reafirmar los derechos humanos en la educación y la familia".

Un asunto este, el de la familia tradicional, que llevó a Rouco a tocar a rebato, por segundo año consecutivo, y convocar a todos los católicos a reunirse en la madrileña plaza de Colón. Sin embargo, en esta ocasión --fue el 28 de diciembre del pasado año--, no se escucharon las apocalípticas declaraciones del curso anterior. Meses antes el Pontífice había mandado echar el freno y no hubo críticas frontales al Ejecutivo.

Y esto es lo que ahora está por ver. Si el ejemplo de Bertone, cuya visita dejó en fuera de juego a Rouco, al reunirse el secretario de Estado de la Santa Sede con la plana mayor del denostado Gobierno socialista en un clima de concordia, servirá para que el episcopado atempere el tono de sus críticas.