El PP ha encontrado un nuevo filón para arremeter contra el Gobierno y ayer lo puso en práctica en la sesión de control en el Congreso. Los españoles retenidos en el Chad, la retirada del embajador de Marruecos y el espectáculo de la Cumbre Iberoamericana de Chile centraron las preguntas a la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, y al ministro afectado, Miguel Angel Moratinos. Ante la avalancha de críticas, De la Vega sacó Irak y contrapuso el estilo de Moratinos a la política "vocinglera, extravagante y de arrogancia" del PP.

Moratinos fue la diana de los dardos de los conservadores y, cuando quiso evitar uno de las pullas por la ausencia del embajador de Rabat tras la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, tuvo un desliz: se refirió a esas dos plazas africanas como "Marruecos". La bancada del PP estalló en risas.