María Teresa Fernández de la Vega intentó ayer hacer creer que el 1-M no ha cambiado la vida del PSOE en el Congreso. Tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta aseguró que el Gobierno no está "preocupado" por la falta de apoyos sólidos en las Cortes como consecuencia de la casi segura investidura del socialista Patxi López como lendakari, y para salir del paso repitió esa frase que José Luis Rodríguez Zapatero emplea a menudo: "No estamos preocupados; estamos ocupados". De la Vega aseguró que el Ejecutivo está volcado en cosechar el "máximo consenso" en sus iniciativas legislativas igual que lo viene haciendo "los últimos cinco años", y que la pérdida del respaldo del PNV en Madrid, como consecuencia de su probable salida del Gobierno de Vitoria, no modificará el juego parlamentario.

La vicepresidenta descartó que lo ocurrido el jueves en la Cámara baja sea el primer ejemplo de la nueva etapa que el Ejecutivo se resiste a asumir. El grupo socialista se vio obligado a cambiar el sentido de su voto para no evidenciar su soledad y aceptó que el decreto de medidas urgentes que permitirá a las televisiones fusionarse se tramite como proyecto de ley. No era la fórmula que deseaba el Gobierno, ya que permite presentar enmiendas, discutirlas en el pleno y en comisión. Y tener que negociar otras reivindicaciones del sector.