En el guión del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que marca cuál ha de ser la respuesta a los últimos mensajes de ETA está la de ningunear el contenido de los mismos entendiendo que nada ha cambiado, y seguir deteniendo. No hay más. Los servicios de información de la Guardia Civil y la Policía no han variado ni un ápice su estrategia de acoso a la banda. Al contrario, mantienen el acelerador.

Desde el anuncio de alto al fuego en un vídeo emitido por la BBC el 5 de septiembre, las fuerzas de seguridad han detenido a 19 personas por su presunta vinculación con ETA. Además, se han localizado dos zulos con una treintena de pistolas, abundante munición, y los 101 kilos de explosivos de ayer.

Hasta la operación de ayer, los últimos golpes a ETA han estado dirigidos a su aparato político más duro. Así cayó la cúpula de Ekin, y hace dos días la plana mayor de Askapena, una organización de la estela de la izquierda aberzale considerada por las fuerzas antiterroristas como los "embajadores" de ETA en el exterior.