El pacto de mínimos sobre el Estatuto catalán está, más que nunca, en el aire. Tras arduas negociaciones, el PSOE y las fuerzas catalanas han topado con dos escollos difíciles de esquivar: el PP, que rechaza ampliar hasta el viernes el plazo de enmiendas que finaliza hoy, y el presidente del Congreso, el socialista Manuel Marín, que hasta ayer mismo se negaba a forzar la prórroga de tres días que vetan los populares. Pese a ello, el PSOE insistía ayer en cerrar esta semana un preacuerdo que el cuatripartito cree cada vez más complejo.

Salvo que Marín rectifique en la reunión que la Mesa del Congreso celebrará esta mañana, el plazo para presentar enmiendas expirará a las ocho de la tarde. Y, con él, las expectativas del PSOE y el cuatripartito de pactar los textos antes de su presentación. Sin ese acuerdo de principios, la tramitación de la Carta se complicará sobremanera, pues cada renuncia del PSOE a los postulados de sus enmiendas será presentado por el PP como una claudicación ante Cataluña. Por no hablar del riesgo de que los populares impidan a los socialistas transaccionar sus enmiendas en la ponencia del Congreso.

AJENO A LAS PRESIONES Ni el fugaz paréntesis navideño ni las presiones del PSOE --incluido Alfonso Guerra, presidente de la comisión constitucional-- han hecho mella sobre el ánimo de Marín. Fuentes próximas al presidente del Congreso aseguraban ayer que su postura no había cambiado desde el viernes: de acuerdo con las "reglas claras y precisas" acordadas en esta legislatura, toda ampliación del plazo de enmiendas superior a tres semanas requiere "la unanimidad de los grupos".

Ni la trascendencia del proyecto, ni el consenso en favor de la prórroga --la solicitan todos los grupos salvo el PP--, ni el hecho de que el reglamento del Congreso no exija tal unanimidad han modificado la opinión de Marín, que juzga "irrelevante" ampliar el plazo de enmiendas porque los grupos podrán negociar hasta que en febrero se cree la ponencia que tramitará la Carta catalana. A Marín le basta con abstenerse cuando la Mesa vote la prórroga, pues el empate --cuatro votos del PP frente a dos del PSOE, uno de CiU y otro IU-ICV-- impedirá el aplazamiento.

Aunque ayer el socialista Diego López Garrido dijo confiar en que Marín "reconsidere" su posición, el PSOE trabajaba ya con la hipótesis de presentar sus enmiendas esta tarde y seguir negociando hasta el viernes para lograr un acuerdo marco. Fuentes del PSOE avanzaron que sus enmiendas se basarán en los documentos entregados al cuatripartito, pero no descartaron incluir matices en función de las acercamientos registrados en la negociación.

Tras insistir en que el Estatut es inconstitucional "de la A a la Z", el Partido Popular participará en su tramitación. El popular Angel Acebes anunció que, en coherencia con su rechazo "profundo y radical" al proyecto, el partido presentará enmiendas para ajustarlo al texto de 1979 y negociará "en los márgenes de la Constitución". Francesc Vendrell, ponente del Estatut en el Parlamento catalán, y Soraya Sáenz de Santamaría, responsable autonómica del PP, negociaban ayer los textos, que prevén ordenar por bloques.