El cuarto congreso internacional de víctimas del terrorismo, inaugurado ayer por los príncipes de Asturias, se convirtió en un homenaje a la política antiterrorista del PP y, sobre todo, en un ejercicio de veneración a José María Aznar. El expresidente participó en el congreso como una víctima más --ETA intentó asesinarle el 19 de abril de 1995-- y aprovechó su intervención para sumarse a las críticas que durante toda la jornada se escucharon contra el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero. Aznar se mostró "asombrado" de que Zapatero sea candidato a la reelección cuando ha reconocido que "engañó" a los españoles sobre la negociación con ETA tras el atentado de Barajas.

Entre aplausos, el expresidente proclamó que nadie le va a hacer callar y criticó la "arrogancia" y el "sectarismo" del Ejecutivo del PSOE a la vez que lamentó su falta de "coraje" y "talento". En comparación con algunas intervenciones de otras víctimas, la de Aznar fue de las más respetuosas. La ausencia de Zapatero en un congreso en el que faltan ocho de las 13 asociaciones inscritas en el registro de Interior es solo uno de los reproches que se le lanzaron al Gobierno.

En diversas ocasiones se acusó al Ejecutivo de querer utilizar las víctimas como "moneda de cambio" ante los terroristas. El presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Francisco José Alcaraz, explicó cómo, según él, gracias a las manifestaciones convocadas por la AVT se ha conseguido "paralizar en buena medida" lo que su asociación ha bautizado como "el proceso de rendición" de Zapatero a ETA.

Otra de las críticas más reiteradas fue la de la falta de transparencia del juicio del 11-M. Y es que todavía hay quien no da por buena la sentencia. Todas las alusiones que se hicieron a la masacre de Atocha coincidieron en denunciar que quedan "incógnitas" por despejar.