"Rajoy, dimisión". "Rajoy, traidor". Lo nunca visto. Habituado a promover manifestaciones contra el Gobierno, el PP fue ayer víctima de su propio invento y se convirtió en el primer partido de la democracia cuyos militantes llevan a cabo una protesta pública contra su propio líder. Para decepción de los convocantes, que la víspera llamaron a la movilización mediante un bombardeo de mensajes de móvil, no hubo mucha participación. Apenas dos centenares de personas. No surtieron efecto las soflamas de algunos medios de comunicación que hasta hace bien poco arropaban a Mariano Rajoy y hoy piden enardecidos su cabeza. Sin embargo, la sola celebración del acto simboliza la hondura de la crisis del principal partido de la oposición.

La protesta tuvo lugar frente a la sede nacional del PP, en la madrileña calle de Génova, mientras Rajoy mantenía en el interior del edificio una reunión con alcaldes y presidentes de diputación conservadores. Una lluvia pertinaz caía sobre la ciudad. Al mediodía, hora de la cita, solo había unos 30 manifestantes, casi todos personas mayores, jubilados, amas de casa. Los superaban en número los agentes de policía encargados de mantener el orden y los periodistas. En esas, llegó a zancadas el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y fue recibido con gritos de "sinvergüenza" y "traidor".

El mismo perfil

La masa fue creciendo. Más jubilados y amas de casa. Un paisaje humano similar al que se ha visto tantas veces en protestas, alentadas por el propio Rajoy, contra las políticas del Gobierno. Jóvenes, muy pocos. Aparecieron banderas españolas, pancartas contra el líder del PP y Gallardón y lemas en favor de María San Gil, que dejará la presidencia del PP vasco porque dice no fiarse del presidente nacional del partido. "Que se vaya Mariano de aquí, y que venga María San Gil", tarareaban algunos. También resonaron vivas a la COPE, que ahora ha erigido a Rajoy en el blanco de sus furibundos ataques.

La situación recordaba en cierta manera los acontecimientos del 13 de marzo del 2004, cuando miles de ciudadanos, convocados también por SMS, se congregaron ante la sede del PP para protestar por las mentiras del Gobierno de José María Aznar tras los atentados del 11-M. Al igual que entonces, Rajoy se encontraba dentro del edificio. Solo que, ayer, el cerco respondía a unas motivaciones bien distintas, era mucho menos multitudinario y lo protagonizaban militantes del PP.

Una manifestación paralela de simpatizantes de Rajoy se había convocado, vía SMS, a la misma hora y en el mismo sitio. La colisión no se produjo. Apenas se escucharon dos o tres voces de apoyo al líder del PP. A las 14.15 horas, Gallardón se llevó a los alcaldes y presidentes de diputación a una comida en el ayuntamiento. La protesta se deshizo. Acabó la fiesta.