El excomisario José Manuel Villarejo prosigue con su estrategia de defensa con ataques a todos los estamentos del Estado. En su segundo día de comparecencia en la Audiencia Nacional, el abogado del expolicía, Antonio José García Cabrera, relató que su defendido afirmó ante el juez que la investigación de los atentados del 11-M «se cerró en falso» y vinculó los «hechos luctuosos» del 2004 con el espionaje del BBVA, dentro de una supuesta «operación de Estado» de mayor envergadura que le fue encargada con el cambio de Gobierno tras la masacre de Madrid.

«Queda mucha información que debe desclasificarse sobre el origen, los intereses internacionales y nacionales, y los intereses económicos que se derivaron de ese acto terrorista», aseveró ante los periodistas el letrado de Villarejo ante el magistrado Manuel García Castellón. Según el abogado defensor, en esa presunta «operación de Estado» el BBVA «es un actor ocasional que nada tiene que ver y que incluso es muy posible que desconociera la trascendencia económica, internacional y política de esa operación inicial».

«Digamos que se aprovecha una coyuntura donde el BBVA necesita una información de carácter defensivo para una operación de Estado», precisó sobre el supuesto encargo a Villarejo en el 2004 para frenar una operación que pretendía desbancar a Francisco González de la presidencia del banco.

Sin embargo, Villarejo no lo contó ante el juez. Alegó que para poder abordar esta cuestión, antes debería «desclasificarse la información que es secreta» relativa al 11-M, y eso es lo que su abogado tiene previsto solicitar al Consejo de Ministros. Lo único que declaró fue que no está tratando de vincular el 11-M con ETA.

Respecto al tráfico de llamadas en el espionaje encargado, sostuvo que le fue suministrado, por lo que «no pinchó ningún teléfono, ni intervino ninguna conversación: todo eso le fue suministrado para la emisión de determinados informes».