Todo crimen es execrable y ninguna idea merece una vida. De acuerdo. Pero negar que detrás de un fanático que le pega un tiro a un policía o que se hace estallar en un autobús lleno de escolares hay unas causas --económicas, sociales, religiosas, políticas o ideológicas--, es la mejor manera de no encontrar una solución a la violencia terrorista. Los análisis de José María Aznar están demasiado condicionados por la violencia en Euskadi. Porque aceptar que hay unas causas le obligaría a buscar soluciones no sólo policiales.