La visita del presidente electo boliviano ha despertado interés por tres razones. La primera es su amplia victoria (en la última década ningún candidato logró en Bolivia mayoría absoluta) y su adhesión a los populistas Hugo Chávez y Fidel Castro. La segunda deriva de la premura de las empresas españolas por garantizar su continuidad en Bolivia tras la promesa de Morales de nacionalizar los recursos gasísticos del país, explotados en parte por Repsol YPF. La tercera es el efecto de la broma de la COPE, en la que un humorista suplantó a un Zapatero que se apuntaba al eje antiimperialista. El conflicto diplomático que suscitó propició que Morales fuera recibido en la Moncloa antes de ser presidente.