Vox, el partido de extrema derecha necesario para que PP y Cs gobiernen en numerosas comunidades y municipios de toda España tras las elecciones del pasado 26 de mayo, dio ayer un portazo a los de Pablo Casado y Albert Rivera. La formación ultra renunció a cualquier cargo en los gobiernos autonómicos y locales, algo que los conservadores habían prometido a los de Santiago Abascal y los liberales rechazaban. A partir de ahora, anunció Vox, pasarán a ejercer la «oposición», dejando en minoría a los Gobiernos de PP y Cs, a los que pretende «controlar y fiscalizar».

Los efectos de la drástica decisión, a corto plazo, son dos. El primero tiene que ver con los territorios donde aún no se ha llegado a un pacto, como Madrid y Murcia. Aquí, los voxistas negociarán en función del programa, sin reclamar consejerías. El segundo afecta a los ayuntamientos, que se constituyeron el pasado 15 de junio. La alianza que llevó a PP y a Cs a liderar importantes municipios, como Madrid, queda «rota», poniendo en peligro la gobernabilidad.

La ruptura de las negociaciones se produjo después de que los de Abascal acusaran a los populares de «no ser de fiar» por haber incumplido un acuerdo firmado por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, y su homólogo en Vox, Javier Ortega Smith, que recogía la formación de «gobiernos de coalición PP-Cs-Vox» allí donde sumasen. Un documento -en el que no aparecía la firma de Ciudadanos- que los radicales hicieron público pese a haberse convenido mantenerse en secreto.

Acuerdos «incompatibles» / «El PP firmó a sabiendas un pacto con Cs que era incompatible con el acuerdo firmado con Vox», criticó el portavoz parlamentario ultra, Iván Espinosa de los Monteros, recordando la negativa de los naranjas a dejarles concejalías de gobierno. Una acusación que García Egea recibió pidiendo calma y tiempo para cerrar todos los detalles del futuro gobierno de Madrid: «El PP siempre cumple sus compromisos, siempre cumple aquello que firma».

Menos convencida se mostró la portavoz de Cs en el Congreso, Inés Arrimadas, que señaló que su formación no ha rubricado ningún documento con el partido de Abascal: «Vox puede decir misa». Así, aseveró que lo que se cumple es lo que firmaron con los populares: gobierno bicolores, «no tripartitos».

El desencuentro entre los tres partidos podría tener grandes consecuencias en la Comunidad de Madrid y en la Región de Murcia, donde los votos de los ultras resultan imprescindibles para darle el gobierno al bloque de la derecha. Espinosa de los Monteros adelantó que los portavoces en ambos territorios explicarán este miércoles cuál será su posición de cara a la formación de gobierno y pondrán encima de la mesa una serie de medidas programáticas.