Vox celebró ayer su tercera cita en Vistalegre, que sirvió al partido para proclamarse como «la única alternativa» al «consenso progre». «Somos la única alternativa con capacidad y valentía para defender España de los enemigos de la nación», ensalzó Santiago Abascal. Y a partir de ahí, comenzó una retahíla de críticas al Gobierno de Pedro Sánchez, acusándolo de pasar «de ilegítimo a criminal» y de haberse convertido en «cómplice» de «golpistas y dictadores» que quieren «destruir España, su unidad, su prosperidad y su libertad». «Estamos aquí para decir basta a que la izquierda imponga sus ideas en España y acaben aceptándolo los veletas y la derechita cobarde», proclamó extendiendo sus críticas a PP y Ciudadanos.

Desde el escenario dio las gracias a un representante del primer ministro de Hungría, el ultraconservador Viktor Orbán, que se encontraba entre el público, e insistió en reprocharle al Ejecutivo que pretende una España «débil y sumisa», «deshecha y sin instituciones fuertes ni división de poderes».

EL 8- M / El acto coincidía ayer con el 8-M. «Desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa, las violaciones no han dejado de aumentar de manera dramática en España», afirmó, sin dar ningún dato, Santiago Abascal. El partido reivindicó su postura sobre la «igualdad» entre hombres y mujeres durante un mitin que sirvió de colofón a una asamblea general en la que Abascal fue proclamado presidente para cuatro años más.

Vox no consiguió llenar el Palacio de Vistalegre y eran visibles numerosos asientos vacíos en las gradas --según la organización, quedaron poco más de 1.000 huecos por ocupar de los 10.000 previstos--.

El líder de Vox dedicó también buena parte de su discurso a arremeter contra los medios de comunicación por «ocultar» lo que a su juicio es relevante y en cambio informar de que «fulano o mengano» ha abandonado el partido «en el último pueblo de España». Abascal se quejó de tener que «aguantar» sus «golpes, demonización y mentiras» y sugirió que ahora empezarán ellos a «señalar» a los accionistas que están detrás de los medios, como muchos bancos que «sin duda tienen clientes y trabajadores votantes de Vox que están permitiendo que se estigmatice a cuatro millones de españoles».