En principio, parecía solo una reflexión en voz alta de destacados socialistas en conversaciones privadas, pero la idea ha ido cuajando y ya hay barones del PSOE que la plantean abiertamente. Algunos lo llaman "Gobierno de coalición entre socialistas", otros simplemente lo describen como la incorporación al Ejecutivo de tres o cuatro personalidades del felipismo de "contrastada solvencia nacional e internacional", que no solo contribuirían a parapetar al Gobierno ante la actual situación de crisis, sino también a reforzar la credibilidad y el liderazgo de José Luis Rodríguez Zapatero. Se trataría, dicen, de hacerlo al final de verano, una vez resuelta la reforma del mercado laboral y superado el debate del estado de la nación.

El propio presidente ha explicado a las personas de su entorno que en los próximos tres meses se juega el futuro de la economía española y, por ende, el del Gobierno y el suyo propio.

El partido es consciente de que ahora Zapatero debe dedicar toda su energía a sacar adelante la reforma laboral, concluir con bien la reforma de las cajas y empezar a plantear la del sistema de pensiones. Tiene además que afrontar el debate del estado de la nación (14 y 15 de julio) en un momento en que la oposición se siente crecida por unas encuestas más que propicias.

CAMBIO Ahora bien, hechos esos deberes, los barones socialistas consultados por este diario consideran que habría llegado el momento de afrontar un profundo cambio de Gobierno que permita al presidente aguantar el resto de la legislatura. Como la crisis es muy grave, la situación del Ejecutivo muy delicada y la soledad de los socialistas evidente, estos dirigentes creen que Zapatero tendría que adoptar también medidas extraordinarias en lo que se refiere a su equipo de Gobierno. Medidas que permitirían blindar al presidente y ayudar al Gobierno a hacer el camino de la austeridad con más fortaleza. Como él mismo le dijo a la alpinista Edurne Pasaban, "que cada paso sea un paso estratégico". Se trataría, por tanto, de superar los ochomiles que atisba en su horizonte político "con la mejor cordada".

"José Luis debería reclutar a veteranos socialistas, a personas que han estado en los gobiernos de Felipe, que no necesiten un año o dos para demostrar su valía", explicaba a este diario uno de los barones territoriales que defienden esta estrategia. "Personas que transmitan seriedad y confianza", apuntaba otro de los consultados.

MERCADOS Se trataría, en eso hay coincidencia, de blindar el Gobierno ante la opinión pública, muy crítica con Zapatero pero que vería en su esfuerzo un síntoma de la responsabilidad con la que afronta la situación. El mensaje llegaría a CiU y PNV, los únicos aliados posibles, junto con Coalición Canaria, para aprobar los presupuestos del 2011, y también a los mercados que acosan al euro.

Parece la cuadratura del círculo. De hecho, algunos dirigentes próximos a Zapatero consideran la hipótesis "inviable y surrealista". Además. recuerdan, el presidente nunca ha contado con exministros de González, excepción hecha de Alfredo Pérez Rubalcaba y Pedro Solbes. Quienes apadrinan la idea replican: "Sería por el bien de Zapatero". Es decir, que los defensores de formar ese gobierno quieren pedir a sus mayores, incluso a algunos veteranos alejados de la política activa, que se arremanguen para salvar al socialismo y a su líder de un desgaste tan grave como la propia recesión.

COALICION Por eso algunos definen la fórmula como un gobierno de coalición de zapateristas y felipistas. Encabezados los unos por Zapatero, José Blanco, Carme Chacón y Trinidad Jiménez y los otros por Rubalcaba y... ¿quién?. "Hay una amplia lista de nombres", responden los impulsores de la idea.

Forzados a precisar abren un abanico que empieza en lo más alto. "¿Por qué no el propio González?", dicen algunos. Pero nadie cree en esa posibilidad. Citan otros nombres: Javier Solana, Joaquín Almunia, Ramón Jáuregui, Josep Borrell, Carlos Solchaga e incluso Miguel Boyer, ahora asesor de Zapatero. Una duda es hasta qué punto puede compartir ese proyecto el presidente. Otra, si los mencionados o alguno de sus antiguos compañeros estarían dispuestos a aceptar.