José Luis Rodríguez Zapatero no para de dar sorpresas. Tres días después de que el presidente anunciara de sopetón un cambio del Gobierno a tan solo ocho meses de las elecciones generales, ayer trascendió que, en un gesto al electorado de centro-derecha, ha ofrecido a José Bono que regrese a la política activa cara las elecciones generales del 2008. El exministro de Defensa, baluarte del españolismo y buen amigo de la Iglesia, será número uno de la lista socialista por Toledo. Y, si se dan las circunstancias, relevará a Manuel Marín como presidente del Congreso.

El retorno de Bono --que en el año 2006 abandonó el cargo en el Ministerio de Defensa para dedicarse, según aseguró entonces, a asuntos privados-- se trató en un encuentro que el político manchego mantuvo con Zapatero el 5 de mayo pasado con ocasión de un mitin en Talavera de la Reina (Toledo), días antes de las elecciones autonómicas y municipales del 27-M.

FILIAS Y FOBIAS La noticia, sin embargo, saltó ayer, concidiendo con la toma de posesión de los nuevos ministros de Administraciones Públicas, Vivienda, Sanidad y Cultura. Circunstancia que el PP utilizó para criticar al jefe del Ejecutivo por una supuesta poda de ministros desafectos a su política territorial.

Fuentes del PSOE eludieron confirmar oficialmente el ofrecimiento del presidente a Bono, con el argumento de que ese tipo de decisión corresponde a la organización castellano-manchega. Tan solo subrayaron que el exministro es un "gran activo" del partido y que sería "positivo" recuperarlo para la política.

Los estrategas socialistas consideran que la figura de Bono puede tener tirón no solo en su comunidad autónoma --donde el PSOE perdió 60.000 votos en las últimas elecciones--, sino también en un amplio abanico de votantes, sobre todo conservadores, de toda España.

Bono, en declaraciones a Europa Press, solo dijo ayer que habla "con mucha frecuencia" con Zapatero y que la confección de las listas compete al partido. Respecto a la posibilidad de que ocupe la presidencia de la Cámara baja, fuentes socialistas admitieron que el partido no vería con malos ojos el relevo de Marín, quien a lo largo de la legislatura ha irritado más de una vez a sus correligionarios, que en privado censuran su forma draconiana de aplicar el reglamento. Sin embargo, está por ver si a Bono lo apoyarían otros partidos. ERC e IU-ICV adelantaron ayer que jamás lo apoyarían como presidente del Congreso.

Bono salió del Gobierno el 7 de abril del 2006 alegando razones familiares que lo obligaban a abandonar la política. Lo sustituyó al frente de Defensa el hasta entonces ministro del Interior, José Antonio Alonso, gran amigo personal de Zapatero. Poco después volvió al primer plano de actualidad cuando el presidente le ofreció ser el candidato del PSOE a la alcaldía de Madrid con la garantía de que, si perdía, iría en la lista de las generales y optaría a presidir el Congreso. Primero Bono reconoció que le tentaba la oferta --"a nadie le amarga un dulce", llegó a declarar-- pero al final la rechazó. Estos vaivenes causaron malestar en las filas socialistas, lo que no ha sido óbice para que Zapatero le reitere el ofrecimiento de encabezar la lista por Toledo.

El regreso de Bono no fue abordado ayer en la reunión de la comisión ejecutiva del PSOE, a la que el presidente llegó tarde tras haber asistido, en la Zarzuela y ante los Reyes, a la solemne promesa de los cargos por parte de sus nuevos ministros. Los cuatro optaron por la fórmula laica --"prometo por mi conciencia y honor...--, como todos los ministros de Zapatero salvo uno: Bono, que juró sobre la Biblia.

OFERTAS DE DIALOGO En las posteriores tomas de posesión, en cambio, la tónica general fueron las promesas de diálogo.

Carme Chacón (Vivienda) y Elena Salgado (Administraciones Públicas) ofrecieron colaboración a autonomías y ayuntamientos, y Bernat Soria (Sanidad) y César Antonio Molina (Cultura), a los sectores privados que les conciernen. de las listas compete al partido.