El futuro proceso de paz en España tendrá muchas similitudes con el exitosamente culminado en Irlanda del Norte. Así lo dejó entrever José Luis Rodríguez Zapatero el viernes, cuando desveló que le asesoran el británico Tony Blair y el irlandés Bertie Ahern, y lo confirmó ayer al reconocer, en declaraciones a El País, que el diálogo con ETA precisará mediadores internacionales, como sucedió con el IRA.

La existencia de observadores internacionales que blinden y legitimen la negociación con la banda ETA es una demanda de la izquierda aberzale, y en especial de Arnaldo Otegi, sobre la que el Gobierno no se había pronunciado aún, al menos en público.

ADMISION DE LOS CONTACTOS En la entrevista, el presidente también reconoció por primera vez, aunque implícitamente, que el Gobierno ha mantenido contactos indirectos con la organización terrorista: "Sólo faltaría que el Gobierno democrático de un país ... no tuviera capacidad de tener información y de saber que hay personas, cuya tarea hay que reconocer, que han estado empujando, que han estado influyendo para que ETA diera este paso".

Zapatero recuerda que, al decretar la tregua de 1998, ETA anunció que mantendría las tareas de "abastecimiento", salvedad ausente en la declaración del miércoles. Ese "silencio" de la banda justifica, a su juicio, que el Gobierno quiera verificar la desaparición de la extorsión a los empresarios y la violencia callejera.

El jefe del Ejecutivo cree que "la democracia debe a las víctimas un pacto de memoria y apoyo", y juzga "clave" la colaboración del PP para el fin de la violencia. En breve, cuando reciba al lendakari Juan José Ibarretxe, le transmitirá su opinión de que la mesa extraparlamentaria de partidos que promueve, con Batasuna incluida, "está superada".