José Luis Rodríguez Zapatero expresó ayer su confianza en un pacto global sobre la nueva financiación autonómica "con un acuerdo entre todos". El presidente del Gobierno inició la precampaña de las elecciones gallegas en Ourense con una defensa de la mayor inversión en la financiación de las comunidades en términos de bienestar social y descentralización del poder.

Y lo hizo glosando la arquitectura del reparto del poder entre Administración central y autonomías, porque estas, afirmó, "son Estado" y juegan un papel determinante para ayudar a España. Zapatero enmarcó el aumento de recursos públicos para las comunidades en la decisión de su Gobierno de aumentar las políticas sociales para hacer frente a la crisis. A su juicio, de lo que se trata con el nuevo modelo es de incrementar el gasto autonómico en educación y sanidad, que representan, según dijo, el 70% del gasto de las administraciones autonómicas.

El líder socialista se reafirmó en que es más democrático el Estado de las autonomías, porque el poder no se centraliza "como algunos quisieran, para concentrarlo en una mano, la suya". Zapatero acusó a estas voces centralistas, en alusión al PP, de tener "tics antiautonómicos".

EL MEJOR ESPAÑOL Frente a ello, puso como ejemplo del modelo al presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, de quien dijo que "sabe ser a la vez el mejor gallego y el mejor español, sabe actuar en defensa de Galicia pero comprometido con España". Touriño, en su intervención posterior, recogió el guante y afirmó que con él en la Xunta, "Galicia siempre será leal a España, siempre".

Zapatero también defendió que el nuevo reparto de la financiación incluya una aportación adicional para las comunidades con lengua propia, como propuso Touriño, y aprovechó para hacer un gesto en ese sentido afirmando que "les guste a algunos o no, mi visión de España es que allí donde hay lengua propia tendréis siempre a un presidente del Gobierno apoyando esa lengua y esa identidad".

Respecto a la financiación, Zapatero no dio más pistas, más allá de su confianza en el acuerdo y de reafirmar que el Gobierno "está dispuesto a darles más recursos" a las autonomías.

FIRMEZA EN POLITICA SOCIAL Por otra parte, el líder socialista advirtió de que en el actual escenario de crisis no va a ceder a las presiones en favor de reducir el gasto público, desde la derecha, en la línea de su capacidad de "enredar y engañar", según el dirigente socialista. Concretamente alertó sobre una posible operación destinada a dar a entender que las pensiones públicas están en peligro. Una campaña destinada, según Zapatero, a "hacer negocio con las esperanzas de jubilación de la gente". Frente a ello, el jefe del Ejecutivo insistió en que las pensiones están garantizadas y el conjunto de las políticas sociales --prestaciones por desempleo, salario mínimo, becas, dependencia-- no van a ser recortadas.

Al contrario, la receta del presidente para vencer la crisis sigue instalada en las prestaciones públicas y en un intangible: la confianza. Ayer nuevamente adornó su intervención con expresiones como que España sigue siendo un país fuerte, que va a volver a superar a otros en renta per cápita y saldrá de la crisis "cuanto antes".

Zapatero puso como ejemplo de fortaleza del Estado la convicción de que la Seguridad Social, pese a la situación económica, va a tener un superávit de 1.200 millones de euros. Por ello sentenció que "ninguna familia con parados quedará abandonada a su suerte con este Gobierno".