José Luis Rodríguez Zapatero desplegó ayer todos sus esfuerzos para presentar la Cumbre Euromediterránea de Barcelona como un éxito incuestionable. El presidente del Gobierno español destacó el "hecho sin precedentes" de que "30 jefes de Estado y de Gobierno" de la cuenca mediterránea se hubieran reunido para hablar de los problemas de la región y suscribieran un documento en el que condenan --"de forma enérgica y sin paliativos"-- el terrorismo.

Además, Zapatero alegó que la Unión Europea (UE) está "más comprometida con el Mediterráneo" tras esta cumbre. Citó, en concreto, la decisión de incorporar a la agenda del espacio euromediterráneo la inmigración y el terrorismo, dos asuntos fundamentales para España.

SOLO EUROPEOS El jefe del Ejecutivo hizo estas afirmaciones en la rueda de prensa que ofreció al término de la cumbre junto al presidente de turno de la UE, Tony Blair; el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y el alto responsable de la UE para la política exterior, Javier Solana. Una comparecencia en la que brillaron por su ausencia los dirigentes árabes.

Zapatero insistió en que a la cumbre asistieron "más de 30 jefes de Estado y de Gobierno", pese a que uno de los grandes fiascos del encuentro fue, precisamente, la ausencia de casi todos los mandatarios árabes, con la única excepción del líder de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbás.

Zapatero pretendía que la cita de Barcelona fuese uno de los hitos internacionales de su mandato y se había empeñado en que la conferencia tuviera rango de cumbre en el décimo aniversario de su creación. Para lograrlo, la Moncloa y el Ministerio de Exteriores desplegaron una intensa ofensiva diplomática cara a garantizar la asistencia de los primeros dignatarios de los países. Pero al final faltaron muchos, y lo hicieron excusando su asistencia con los más variados motivos: los reyes de Marruecos y Jordania y los presidentes de Egipto, Túnez, Argelia y Siria.

Un periodista preguntó sobre la ausencia de los líderes árabes. En concreto, sobre si esa actitud podía obedecer a la reticencia de los mandatarios de la orilla sur del Mediterráneo a participar en discusiones incómodas sobre temas como la democracia y los derechos humanos.

CESION DE PALABRA Blair, que había llevado la voz cantante en la rueda de prensa, cedió presto la palabra a Zapatero. Tras unos instantes de vacilación, éste manifestó que el "objetivo básico" de la asociación mediterránea es "combatir el terrorismo" que, añadió, supone una amenaza para todos los países por igual.