Otra vez eligió el presidente José Luis Rodríguez Zapatero la fiesta minera de Rodiezmo (León) para anunciar una relevante decisión en política social. Los presupuestos del 2006 contendrán por segundo año consecutivo una subida de las pensiones mínimas del doble de la media del resto de pensiones. Idéntico anuncio realizó el año pasado Zapatero en el mismo escenario.

La medida, que beneficia a más de tres millones de personas, es posible gracias a la buena marcha de la economía --que crece al 3,4%-- y del empleo --900.000 altas en un año--. Los datos de cotización a la seguridad social, reveló, "batieron récord histórico en agosto, con 8.300 millones de euros". "Y eso sin presumir tanto como el PP", espetó el jefe del Ejecutivo.

Zapatero lanzó varias andanadas contra el PP, al que calificó de "profeta del desastre" que "una vez más, ha fracasado" en todos sus augurios, tanto sobre la economía como sobre la inmigración, la política exterior o la ley del matrimonio homosexual. Según su análisis, ese "error de pronóstico" les ha llevado ahora a reconocer que deben "actualizar su proyecto". A 24 horas de reunirse con Mariano Rajoy, avanzó que las críticas de la oposición no van a hacerle variar la "vocación social" que caracteriza a su Gobierno.

EL EXVICEPRESIDENTE Zapatero llegó tarde a la fiesta minera por lo que no pudo oír en directo la intervención de Alfonso Guerra, presidente de la Fundación Pablo Iglesias. El otrora poderoso vicesecretario general del PSOE y vicepresidente del Gobierno con Felipe González dijo lo que no pudo exponer la víspera en el comité federal del partido, órgano del que no es miembro.

Frente al respaldo del presidente a la reforma catalana, Guerra espetó que "no se es inmovilista" por no querer reformar los estatutos. Y advirtió, además, del peligro de "dilapidar" España si esas reformas superan la Constitución.

Guerra también replicó a la propuesta del Gobierno para paliar el déficit sanitario autonómico. Y conminó a los presidentes de comunidades autónomas a "gastar menos en televisiones, que todas dicen las mismas tonterías", antes de pedir más recursos para la sanidad.

"JUSTO EQUILIBRIO" Guerra no mencionó su condición de presidente de la Comisión Constitucional del Congreso --la que negociará el Estatuto catalán cuando llegue a las Cortes--, pero dejó clara su postura favorable a "encontrar el justo equilibrio" al afrontar las reformas.

Aunque asumió que quienes piden mejorar el estado de las autonomías "no son aventureros", advirtió de la necesidad de preservar el "proyecto común que es España". "No se puede dilapidar", remachó.