Aunque tuvo la cautela de no proclamarlo de manera explícita, José Luis Rodríguez Zapatero dio ayer por cerrada la crisis del Partido Socialista de Madrid (PSM) tras la elección de la nueva comisión ejecutiva, de la que quedó excluido el sector guerrista. El presidente del Gobierno encargó de inmediato la primera tarea al flamante secretario general, el alcalde de Parla, Tomás Gómez: que trabaje "sin ansiedad, pero sin perder tiempo" para ganar las elecciones generales de marzo.

Zapatero, que clausuró el congreso extraordinario del PSM, no dudó en vincular la recuperación del socialismo madrileño a su táctica para conservar la Moncloa. Los comicios se presentan muy reñidos y el jefe del Ejecutivo pretende que todas la organizaciones territoriales del PSOE, en especial las implantadas en comunidades de tradición izquierdista, se movilicen ante la cita con las urnas del 2008.

Zapatero alardeó de haber colocado a España ante "el mejor futuro de su historia contemporánea". Parodiando a José María Aznar, que se atribuía el "milagro económico" español, y a Mariano Rajoy, que cree "milagrosa" la detención masiva de etarras tras la ruptura de la tregua, el jefe del Ejecutivo ironizó que el PP comprobará en las elecciones de marzo que "no hay milagros" y que ganará el PSOE.

Más directo no pudo ser el presidente, al afirmar que esos comicios constituirán la "primera etapa" dentro de la hoja de ruta de los socialistas madrileños. Consciente de que las guerras intestinas han minado durante años al PSOE en Madrid, Zapatero respaldó a la nueva ejecutiva y pidió unidad a los militantes en torno a Gómez, de quien destacó su "extraordinario aval" de haber sido en las dos últimas elecciones el alcalde más votado de España.

TRIANGULO Los estrategas socialistas saben que el nombre del próximo inquilino de la Moncloa se dirimirá en Madrid, Cataluña y Andalucía. En las dos últimas comunidades, los socialistas arrasaron en las generales del 2004, pero algunas luces de alarma se han encendido por la elevada abstención dentro de sus filas el 27-M. Zapatero ha emprendido una ofensiva mediante iniciativas como la reactivación del Estatut o el nombramiento de Carme Chacón como ministra de Vivienda.

En el caso de Madrid, el PP ganó al PSOE en las últimas generales, así como en las autonómicas y municipales del 27-M. El descalabro socialista precipitó la dimisión del secretario general, Rafael Simancas, y la convocatoria del congreso extraordinario. Zapatero alabó a Simancas --al que conmovió hasta las lágrimas-- por haber "sabido abrir con generosidad una nueva etapa" en el PSM.

El presidente también elogió a Constantino Méndez, que dimitió como delegado del Gobierno en Madrid por el caso Bono, pese a no tener "ninguna responsabilidad, como ha demostrado el Tribunal Supremo".