El diálogo puede conducir al fin de la violencia. La prueba es Irlanda del Norte y el acuerdo al que llegaron el martes sus líderes políticos para formar Gobierno tras años de terrorismo. José Luis Rodríguez Zapatero apuntó ayer al ejemplo irlandés para insistir en su apuesta por una solución negociada a la violencia de ETA. Pero inmediatamente aclaró que no volverá a intentarlo mientras la banda no deje definitivamente las armas. Respecto al futuro de Batasuna, zanjó que "nadie" concurrirá a las elecciones si no respeta "al pie de la letra" la ley de partidos.

"Se sienta con asesinos y no escucha a los ciudadanos", fue la primera acusación de una víctima del terrorismo a la que tuvo que hacer frente Zapatero anoche durante el estreno de un formato televisivo en TVE-1. En Tengo una pregunta para usted , el presidente se colocó ante las dudas de 100 ciudadanos, que demostraron que ETA sigue estando entre las principales preocupaciones de los españoles.

RESPETO A LA LEY Zapatero intentó explicar la absolución del portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, el traslado del preso etarra Iñaki de Juana Chaos y el futuro de Navarra. Los dos primeros los argumentó invocando la ley, para el tercero fue taxativo: "No hay ninguna iniciativa legislativa en marcha para cambiar el estatus de Navarra". Lo demás, remachó, son "fabulaciones fantasmas falsas".

Con un "yo no hablo con Otegi" solventó la acusación de plegarse a los planes de Batasuna. Y aclaró que quienes sí conversan con el líder aberzale, persiguen que renuncie a la violencia y acepte los métodos democráticos para defender sus ideas.

La crispación entró de lleno en el plató de la mano de una pregunta-reproche sobre el mal ejemplo que los políticos dan a los jóvenes. Zapatero achacó la responsabilidad del airado clima político al PP y aleccionó que "quien tiene ideas profundas y principios claros no necesita insultar". Se declaró partidario de la buena educación y recordó que ejerció el talante cuando era líder de la oposición y José María Aznar estaba en la Moncloa. En otra cuestión, declaró que no es "en absoluto partidario" de llevar al expresidente ante los tribunales por haber metido a España en la guerra de Irak.

Pese a comenzar por el proceso de paz y la situación de Batasuna, la entrevista coral tocó un sinfín de temas que preocupan a los ciudadanos. Zapatero empezó envarado, pero creció a medida que se le dio la oportunidad de presumir de sus logros en políticas sociales. Aun así, reconoció errores.

LECCION APRENDIDA Se traía la lección muy bien aprendida. A base de cifras y ejemplos concretos defendió su política de vivienda, dependencia, empleo y juventud. Sin embargo, se equivocó en la cesta de la compra, porque valoró en 80 céntimos el precio de tomar un café. Tuteó a todos desde el principio e incluso se apartó del atril que le habían preparado para acercarse físicamente a ellos. Para rematar, invitó a los 58 participantes que no pudieron preguntar pese a las dos horas de programa a seguir el debate en la Moncloa.

El presidente tuvo ocasión incluso de apuntarse temas para mejorar su Gobierno. Le reclamaron avances los autónomos, los parados mayores de 40 años, los agricultores, los mineros, etc. Pero fue el caso de una niña víctima de abusos sexuales el que le llevó a prometer que estudiará cómo mejorar el trato judicial a las víctimas menores.

Hubo asuntos que han ocupado portadas durante los últimos tres años y que ayer apenas aparecieron. El 11-M fue el más evidente. Solo dos invitados se interesaron por el tema. Uno de ellos representaba a quienes sospechan de una conspiración que incluye a ETA entre los autores de la masacre. El presidente se puso en la piel del interrogante y recordó que él mismo condenó inmediatamente después de producirse "el atentado de ETA". Pero hoy en día, dijo, parece "bastante evidente" que fue obra de terroristas islamistas.

Otro de los invitados, de ideología republicana, exigió acabar con los gastos de la familia real y un referendo sobre la continuidad de la Monarquía. Zapatero no lo vio viable con la actual composición del Parlamento.