Cierre de filas. Esa fue la orden dictada ayer por José Luis Rodríguez Zapatero para poner sordina a la pugna con el PP desatada por Miguel Angel Moratinos. El presidente adelantó que, cuando comparezca en el Congreso el miércoles, el titular de Exteriores dará "aclaraciones suficientes" sobre la denuncia que formuló el lunes, cuando acusó al Gobierno de José María Aznar de haber apoyado en el 2002 el golpe de Estado contra el presidente de Venezuela Hugo Chávez.

Pese a compartir la tesis de Moratinos, un amplio sector del Ejecutivo reconoce que el ministro ha cometido un grave desliz. No sólo porque involucró al Ejecutivo de Aznar en la asonada contra Chávez sin disponer de pruebas, al menos hasta ahora. También, y sobre todo, porque proporcionó al PP munición para desgastar a Zapatero y enturbiar la visita a España del presidente de Venezuela, que no perdió la ocasión de confirmar la denuncia del ministro.

"LA DIATRIBA PARTIDARIA" Dos veces tuvo que escuchar ayer Zapatero los ecos de la controversia desencadenada por el jefe de la diplomacia. Por la mañana, en la Moncloa, el presidente elogió la trayectoria diplomática de Moratinos en Oriente Próximo, pero evitó suscribir sus palabras remitiéndose a la comparecencia que el ministro protagonizará el 1 de diciembre en la comisión de Exteriores del Congreso: "El Gobierno va a responder en el Parlamento, y tengo el convencimiento de que el ministro lo va a hacer bien y va a dar las aclaraciones suficientes, más allá de lo que puede ser la diatriba partidaria", aventuró Zapatero.

Después, en el Congreso, Rajoy le pidió cuentas por el "lamentable espectáculo" de Chávez y Moratinos. Cuando el líder del PP no tenía derecho a réplica, el presidente dijo que no quería "defraudarle", pero los abucheos de la bancada popular le impidieron seguir. Al final, Zapatero evitó responder a Rajoy, y sólo apuntó con ironía que, vistas las agresiones entre militantes populares en Elche, el Gobierno no puede quejarse del trato que recibe del PP.

Algo más explícita fue la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega, a la que Eduardo Zaplana (PP) exigió el "cese inmediato" de Moratinos por "su incapacidad" y "su indignidad para ocupar el cargo". De la Vega descartó la destitución del titular de Asuntos Exteriores: "Seguirá trabajando como hasta ahora." Fuera del hemiciclo, Rajoy criticó a Zapatero por rehuir esta polémica, y le exigió que comparezca en el Congreso para dar explicaciones en lugar del titular de Exteriores.

CITA CON EL EMBAJADOR Para preparar su comparecencia parlamentaria, Moratinos despachó el martes con Manuel Viturro, embajador en Venezuela cuando se produjo el golpe contra Chávez en abril del 2002. Según Gaspar Llamazares (IU), Viturro informó mediante un telegrama al Gobierno del PP de su cita con Pedro Carmona, presidente provisional durante la asonada.