El Estatuto catalán "no da a luz" a un nuevo modelo territorial, sino que "pone luz" al vigente que emana de la Constitución. La aclaración la realizó ayer José Luis Rodríguez Zapatero ante el consejo nacional del PSC, en un discurso en el que, en clara alusión a ERC, pidió a las fuerzas catalanas que den un apoyo "entusiasta" a la futura Carta autonómica, con la que, advirtió, no se dirime ningún proceso electoral en Cataluña, sino sus posibilidades de futuro.

En un hecho sin precedentes, el secretario general del PSOE y presidente del Gobierno participó en el consejo nacional --máximo órgano entre congresos-- de los socialistas catalanes. La planificación, que no casualidad, hizo que Zapatero recalara en Barcelona la misma semana en que llegaron los papeles de Salamanca y se autorizó la OPA de Gas Natural sobre Endesa, y un día antes de que se inicie formalmente la discusión del Estatuto catalán entre el Congreso y el Parlamento de Cataluña.

Sobre los bautizados por Pasqual Maragall como los "papeles de la dignidad", admitió que la decisión no había resultado "fácil" y, por ello, se mostró esperanzado de que "Cataluña retendrá en su memoria que la devolución se produce con un presidente que es de Castilla y León".

Del Estatuto catalán aseveró que "es bueno para Cataluña y para España" y, para tranquilizar a los que suscriben la tesis del PP de que rompe el Estado, no dudó en sentenciar que se limita a "poner luz" a un modelo territorial ya existente.

SOLIDARIDAD E IGUALDAD En este sentido, defendió que el Estatuto permite más autogobierno, aclara los conceptos de relación entre los poderes del Estado y la Generalitat, "limpia" muchas de las circunstancias que han provocado "desencuentros" y diseña una financiación "más moderna y avanzada". Fue en este contexto en el que quiso dejar claro que la solidaridad seguirá siendo "la clave de bóveda" del sistema porque, por encima de todo, hay un "derecho fundamental de ciudadanía": la igualdad de las prestaciones básicas.

Con ERC aún resistiéndose a dar su sí, pidió a las fuerzas catalanas que tengan "una actitud de mirada larga" y que den un apoyo "no resignado, sino entusiasta" al Estatuto.

LA DERECHA, SIN IDEAS Zapatero se mostró convencido de que "antes o después" todos los partidos respaldarán el Estatuto. Unos, explicó, porque lo votarán y otros, en clara referencia al PP, porque en el futuro no propondrán "su derogación ni modificación". Entonces, continuó, se verá que al partido de Mariano Rajoy no le preocupa España, "sino quién gobierna España".

Tras preguntarse cómo explicará el PP catalán que se opone a un nivel de inversiones como el que recoge el acuerdo estatutario, acusó a los populares de usar los sentimientos "para enfrentar territorios", hecho que revela que no tienen "ideas ni futuro" y, con sorna, les advirtió de que "llegan tarde" preguntando a los españoles si quieren la igualdad de derechos. La respuesta, aclaró, llegó con la democracia y la Constitución.

LENGUA Zapatero se adentró en la resbaladiza cuestión lingüística. "El catalán es lengua de todos los españoles y el castellano, de todos los catalanes", subrayó el jefe del Ejecutivo, para agregar que "cuanto más unida para algunos estaba España, con más saña se perseguían el catalán y las demás lenguas del país".

En la recta final de su discurso, expresó su confianza en el "fin de la violencia" en el País Vasco y en toda España, y abogó por "apartar a aquellos que puedan justificar" o "entender" los actos violentos. "La paz es el don con más valor y es un empeño que merece la pena", apostilló el presidente, quien recordó que la última vez que estuvo en la sede del PSC fue, hace cinco años, fue para despedir a Ernest Lluch, asesinado por ETA.