El enquistamiento del Estatuto catalán en el Tribunal Constitucional (TC) ha vuelto a encender la eterna polémica del difícil encaje entre el PSOE y el PSC. La incapacidad de los magistrados para consensuar una sentencia, casi cuatro años después del recurso del PP contra la Carta catalana, ha situado a José Luis Rodríguez Zapatero y a José Montilla en una situación incómoda en la que han de intentar defender sus intereses particulares sin perjudicarse mutuamente.

Y por lo visto ayer, no han encontrado todavía la solución. Zapatero, que, según Montilla, le mostró telefónicamente el pasado viernes su "predisposición" a renovar el TC, tal y como reclama el presidente catalán, apeló ayer al "realismo" y la "prudencia" y se puso del lado de Mariano Rajoy en su rechazo a cambiar a los jueces.