José Luis Rodríguez Zapatero se enfrentará el miércoles en el Congreso a una de las reválidas más duras que ha tenido que sortear en sus seis años al frente del Gobierno. Forzado por los grupos de la oposición a comparecer en la Cámara baja con el país todavía en recesión, con más de cuatro millones de parados y los sindicatos soliviantados por la propuesta de alargar la edad de jubilación, el líder socialista deberá apelar a lo mejor de sí mismo para conseguir salir airoso. No le valdrá buscar el cuerpo a cuerpo con Mariano Rajoy, que le cederá protagonismo para que se acentúe su desgaste, y la aparición en escena del Rey esta semana, apoyando los acuerdos contra la crisis que el PSOE y el PP parecen incapaces de alcanzar, le obligará a recuperar la iniciativa, reivindicando su liderazgo político.

Las opciones de sorprender con una nueva propuesta que desvíe la atención, una táctica con la que salvó otros debates, no se vislumbra esta vez. De hecho, el equipo del presidente trabaja con el objetivo de reafirmar la hoja de ruta que presentó en su última comparecencia económica en el Congreso, el 2 de diciembre. Entonces, y dentro del marco de la ley de economía sostenible, que se debatirá este trimestre en las Cortes, Zapatero avanzó el paquete de reformas que aprobó el Consejo de Ministros en enero. Una iniciativa que se concreta en el proyecto de reforma laboral presentado a sindicatos y empresarios, el plan de austeridad de las administraciones públicas hasta el 2013 y la propuesta de reformar las pensiones para garantizar su supervivencia a medio plazo.

DEMANDA DE CONSENSO Según fuentes de la Moncloa, el jefe del Ejecutivo ejemplificará en estas medidas que tiene un plan para salir de la crisis, en contra de los que le atribuyen una gestión improvisada, y pedirá a los partidos que pongan sobre la mesa sus alternativas concretas, para alcanzar acuerdos puntuales que permitan aprobar los tres proyectos presentados. Esta opción, alegan las mismas fuentes, permitirá al presidente mantener el control de la situación y dar respuesta a la demanda de consenso de la sociedad, los sindicatos y la patronal, encabezados todos ellos por el Rey, pero sin necesidad de un pacto de Estado que le reste protagonismo y dé la sensación de que no es capaz de salir del actual atolladero sin ayuda.

PACTOS VARIABLES Los socialistas confían, tras la experiencia positiva del último periodo de sesiones, en la estrategia parlamentaria de los pactos variables. Es decir, en ligar coaliciones con socios diferentes según lo que se vote. El portavoz del grupo del PSOE en el Congreso, José Antonio Alonso, iniciará el martes con CiU una ronda de contactos con todos los grupos y se ha dado tres semanas para concretar las alianzas. La oferta de mano tendida de Josep Antoni Duran Lleida hará que Zapatero siga flirteando con la federación ante la perspectiva de negociar la reforma laboral y las pensiones, donde pueden hallar puntos de coincidencia. Una posibilidad que preocupa a los otros partidos de la izquierda (ERC, ICV e IU) ante un potencial giro conservador del Gobierno.

El PP también podría unirse a estos pactos, en especial el del mercado del trabajo si la patronal llega a un acuerdo previo con los sindicatos. La dirección popular está preparando el discurso de su líder para el miércoles. No en vano la iniciativa de forzar la comparecencia partió de ellos, con la idea de que Zapatero, con el foco mediático sobre él, se vea obligado a defender su proyecto para superar la crisis. Y la de que tenga que incidir en los temas que más pueden encrespar a los trabajadores. "El objetivo es que se juzgue principalmente al presidente y sus ideas,

Pasa a la página siguiente