Más allá de la clásica impostura de los políticos, que tienden a negar los errores propios y resaltar los del adversario, ayer Gobierno y PSOE parecían haber acogido con cierto alivio la manifestación que el PP celebró la víspera en Madrid. En primer lugar, porque estiman que no fue la marcha "más importante de la historia de España" que había anunciado Mariano Rajoy. Pero también porque, según fuentes socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero está convencido de que la radicalización del PP tendrá un efecto bumerán y movilizará al electorado del PSOE.

A tenor del número de manifestantes congregados en Madrid al calor del caso De Juana --340.000, según la policía--, los socialistas concluyen que la marcha del sábado fue "una más" de las muchas en las que ha participado el PP para desgastar al Gobierno, la mayoría en relación a la lucha antiterrorista y otras por la reforma educativa o la aprobación de bodas gais.