El 2006 no será el año del Estatuto catalán, sino el del camino hacia la paz. Esa es la opinión del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien confía en que una inminente tregua de ETA aplaque el crispado debate sobre la Carta catalana. En los últimos días, el presidente ha llegado a expresar en privado su convicción de que la banda anunciará un alto el fuego antes de Navidad, según han informado a este diario algunos de sus interlocutores.

Ni los abucheos recibidos, ni los sondeos adversos, ni la polémica del Estatut, ni la crisis catalana. Nada parece inquietar a Zapatero, que se muestra seguro de su capacidad de afrontar con éxito los arduos desafíos que le esperan hasta el final de la legislatura. Pese al innegable desgaste político que le está acarreando la Carta catalana, el presidente apuesta por "poner las luces largas" y no extraer conclusiones apresuradas hasta que se aproximen las elecciones generales del 2008.

Esa inquebrantable confianza de Zapatero en sus propias posibilidades no es fruto de la arrogancia, sino de la información de que dispone. Ante los periodistas no ha soltado prenda sobre las expectativas que alberga respecto al fin de ETA. Pero sí lo ha hecho ante personas de su entorno inmediato y ciertos responsables políticos.

Según algunos de estos interlocutores, el presidente da por hecho que ETA anunciará la esperada tregua de forma inminente, en un plazo no superior a un par de meses. Esa es la hoja de ruta trazada desde hace meses, y que no parece haber quedado emborronada por los atentados sin víctimas del pasado septiembre, ni por la detención en Francia, inmediatamente posterior, de Harriet Arregi, número dos del aparato militar de la banda.

EL ESCENARIO ELECTORAL Tras casi dos años y medio sin atentados con víctimas, la formalización de la tregua etarra sacudirá de tal modo la situación política que, según el presidente, eclipsará debates tan enconados como el que ya ha desencadenado el Estatuto catalán. Un escenario en el que, según fuentes socialistas, Zapatero podrá afrontar sin temores su reelección en las elecciones del 2008.

Relegada a un segundo plano la Carta catalana, y acotadas entre el PSOE y las fuerzas catalanas las enmiendas a introducir, el jefe del Ejecutivo confía en que su tramitación parlamentaria discurra sin tanta crispación y que las Cortes puedan aprobarla a mediados del 2006.

Zapatero cree que la tregua de ETA moderará la actitud del PP, que no podrá abstraerse de las esperanzas de paz que alberga la sociedad española. Una intuición que basa en las charlas sobre el fin de la violencia con el líder del PP, Mariano Rajoy.