Nada más despachar con el Rey en Mallorca mañana, José Luis Rodríguez Zapatero telefoneará a Mariano Rajoy para tratar de empezar con buen pie el curso político. El presidente quiere ver al líder del PP en la Moncloa antes de presidir la conferencia de presidentes, prevista para el 10 de septiembre. Y que la cita garantice un acuerdo para solventar el déficit sanitario que soportan muchas autonomías, entre ellas varias gobernadas por los populares.

El jefe del Ejecutivo pretende que el PP entienda el gesto como una invitación a mejorar las relaciones entre Gobierno y oposición, prácticamente rotas al final del primer semestre del año. Son muchos los asuntos que requieren de ese consenso, pero la Moncloa destaca las reformas estatutarias, la paz en Euskadi y la política exterior.

EUSKADI Y POLITICA EXTERIOR La última oferta de Batasuna de atender las "contrapartidas" que Zapatero pudiera exigir en aras de lograr el fin de la violencia saldrá a colación en la entrevista con el líder de la oposición. El jefe del Gobierno aprovechará también para informar a Rajoy de la postura que defenderá ante la cumbre de la ONU, a la que asistirá el 15 de septiembre.

Fuentes próximas a Rajoy aseguraron ayer que éste aceptará ir a la Moncloa, pero advirtieron de que el PP no rebajará sus exigencias. La revitalización del pacto anti-ETA y la necesidad de atajar cualquier privilegio en las reformas estatutarias que hagan peligrar la igualdad y la solidaridad serán planteadas por Rajoy como condiciones inexcusables para contar con el apoyo del PP.

A pesar del gesto contemporizador del Gobierno, el número dos del PSOE, José Blanco, condicionó ayer desde Galicia el diálogo con el PP a que sus líderes "se serenen". Poco conciliador, Blanco opinó que "precisamente Rajoy" es el "máximo exponente de la radicalidad del PP".

El secretario de Organización del PSOE insistió en que los populares "no reflexionan" sobre las sucesivas derrotas electorales que han padecido porque, afirmó, sus dirigentes son los responsables. Según Blanco, para poder alcanzar más acuerdos con la oposición es necesario que el PP "abandone su estrategia de confrontar con todo y en todos los ámbitos políticos" con el Gobierno. Sin embargo, el número dos socialista se prestó a hablar con los populares "donde quieran y como quieran" para hablar de temas de Estado.