Hay una palabra cuya sola mención en un mitin del PSOE garantiza una sonora pitada y la excitación de la concurrencia: Aznar. Y los dirigentes socialistas, ansiosos por elevar la movilización de los suyos de cara al 7-J como sea, no dudan en usar este espantajo para situar al PP en el terreno de la extrema derecha e implorar así la participación de los suyos. Ayer fue el presidente del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, quien usó al expresidente del Gobierno como reclamo; a Mariano Rajoy, en cambio, le ninguneó con una ironía extrema.

El escenario --Valencia-- y el momento procesal --días después de la declaración del presidente autonómico, Francisco Camps, como imputado en el caso Gürtel y pocas horas después de la acusación contra Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón-- eran propicios para que el PSOE convirtiese el mitin del pabellón de la Font de Sant Lluís en una enorme diana para disparar contra los populares por casos judiciales como el escándalo Gürtel.

SARCASMO Y AUTOSUFICIENCIA Zapatero, en un tono más sarcástico y autosuficiente que en otras ocasiones, situó a Aznar, "con la humildad que le caracteriza", como un hombre sumiso al exmandatario norteamericano George Bush y, por tanto, más allá del resto de derechas europeas. Recordó, cómo no, la guerra de Irak, y se burló del libro del expresidente español en el que asegura tener la receta contra la crisis a nivel mundial: "Todos los economistas del mundo quieren venir a España a escuchar" la receta de José María Aznar, remachó el presidente del Gobierno.

Frente a Aznar -- "el que manda" en el Partido Popular, según apuntó Rodríguez Zapatero-- el dirigente socialista dibujó a un Rajoy derrotado en el reciente cara a cara del debate del estado de la nación, debate del que el presidente del Ejecutivo socialista sigue sacando jugo al pronosticar que si el líder de la oposición se quejó en ese duelo de falta de tiempo para exponer sus ideas, ahora va a tener mucho más tiempo porque va a estar en la oposición mucho tiempo, "si los suyos le dejan".

SILENCIO SOBRE GONZALEZ Autosuficiencia, pues, de Zapatero, que evidentemente no dijo una palabra de otro expresidente del Gobierno, el socialista Felipe González, que 24 horas antes criticó abiertamente la insuficiente acción del Ejecutivo contra la crisis. A González le mencionaron, con elogios, algunos de los oradores, entre los cuales figuraba el líder socialista portugués y primer ministro del país, José Sócrates.

Pero el secretario general del PSOE prefirió tirar del Yak-42 para reclamar a Rajoy que aproveche un acto hoy en Alicante con el exministro de Defensa Federico Trillo para "pedir disculpas a los familiares" de los militares fallecidos en el accidente que se cobró la vida de 62 personas.

Sin duda, otros espantajos que elevan la temperatura de la militancia socialista son la posición de los populares sobre la futura ley del aborto, la jerarquía eclesiástica y el miedo al recorte de derechos si gobiernan los populares. Zapatero tiró de todos ellos para completar su intervención.

El resto de discursos siguieron el mismo guión a la perfección y, sobre todo, sacaron a relucir adjetivos para meter el dedo en el ojo al caso Gürtel . La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, habló de irresponsabilidad, el candidato, un vehemente Juan Fernando López Aguilar, habló de derecha farisea, hipócrita y cobarde moralmente. Y el secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, se recreó en el presidente autonómico, Francisco Camps, de quien pidió nuevamente la dimisión por, entre otras cosas, mentir a los valencianos, estar "borracho de poder", menospreciar al Parlamento y ser un "indecente". Aseguró, además, que no tiene las facturas de sus ya célebres trajes.

´PERFORMANCE´ En el pabellón no faltó incluso la performance de un joven con un bigote postizo imitando a Alvaro Pérez, el Bigotes, junto a otro joven que mostraba un traje. Entre las pancartas, destacaron algunas como la que portaban los socialistas de Alicante, con el lema "te quiero un..." y la imagen de un huevo, alusiva a la estrecha amistad entre Camps y Pérez.