Aunque todos los focos se centraron en la previsible bronca entre el PP y el Gobierno por los presupuestos del 2010, la sesión de control de ayer en el Congreso se abrió con uno de los pronunciamientos más explícitos que se recuerdan a José Luis Rodríguez Zapatero sobre el bloqueo que sufre la renovación del Tribunal Constitucional (TC). El presidente del Ejecutivo calificó el retraso de "manifiestamente inconveniente" y, de paso, dio la razón de forma implícita al portavoz parlamentario de ERC, Joan Ridao, que le había preguntado al respecto en pos de restar legitimidad a una hipotética sentencia contraria al Estatut.

Pese a que hace un año y medio que se cumplió el mandato de un tercio de los miembros del Constitucional, estos no han sido renovados al ser necesaria una mayoría en el Senado que obliga al PSOE y al PP a ponerse de acuerdo. Zapatero afirmó que su Gobierno "redoblará" los esfuerzos para intentar llegar al consenso con un PP al que afeó, sin citarlo, la carencia de "un sentido amplio de la lealtad institucional".