José Luis Rodríguez Zapatero reiteró ayer su política de oídos sordos a la oferta de Mariano Rajoy de conformar un frente común contra el PNV y el plan Ibarretxe. El líder del PSOE volvió a exigir al lendakari, Juan José Ibarretxe, que retire su proyecto soberanista, pero a cambio prometió que, si gana las generales del 2004, impulsará el diálogo con "todos los demócratas", incluidos los nacionalistas vascos, para recomponer la unidad contra ETA.

Al clausurar en Madrid el congreso de las Juventudes Socialistas, que reeligió a Herick Campos como secretario general, Zapatero ni siquiera mencionó la propuesta del candidato popular a la Moncloa de que el PP y el PSOE articulen una "alternativa democrática, constitucionalista y estatutaria" contra el PNV. Pero en su intervención sí dejó muy claro su rechazo a la oferta de Rajoy, que también fue desestimada ayer por el portavoz socialista en el Parlamento vasco, Rodolfo Ares.

Avanzó el secretario general de los socialistas que, de llegar a la Moncloa, su "primer empeño" será acabar con ETA "uniendo a todos los demócratas y procurando la convivencia en Euskadi de todos aquellos que quieran vivir en democracia, piensen como piensen".

"MAS ESTATUTO"

Desmarcándose tanto de la línea soberanista del PNV como de la apuesta frentista del PP, Zapatero advirtió de que Euskadi no necesita "ruptura e inestabilidad", sino "convivencia, tolerancia y respeto", además de "más Estatuto".

Zapatero también dejó entrever su temor a que, de enlazar los socialistas sendas derrotas en las elecciones madrileñas y catalanas, sus opciones en las generales resulten diezmadas. Por eso pidió a las Juventudes Socialistas un "esfuerzo especial" en favor de sus candidatos en Madrid y Cataluña, Rafael Simancas y Pasqual Maragall, respectivamente.

En respuesta a Zapatero, el vicepresidente segundo del Gobierno, Javier Arenas, denunció ayer en Sevilla que en la postura del PSOE ante el plan Ibarretxe "sobran muchos gestos" y faltan "decisiones acertadas y con firmeza". Denunció Arenas que el PSOE tiene "muchas dudas, ambigüedades y vacilaciones" a la hora de plantar cara a la ofensiva soberanista emprendida por los nacionalistas del PNV.