Un día después del encuentro de José Luis Rodríguez Zapatero con Pasqual Maragall, el presidente del Gobierno aseguró que el artículo primero del Estatuto catalán, que proclama a Cataluña como nación, se modificará en el Congreso. El cambio, dijo, se materializará en una "fórmula transaccional" que compatibilice la "poderosa identidad" de Cataluña con el artículo segundo de la Constitución, que reserva "de una manera clara" el concepto de nación al conjunto de España.

No aclaró Zapatero si la modificación que pregona supondrá la eliminación del término "nación" del Estatuto o su traslado al preámbulo, de modo que carezca de valor jurídico, o la reformulación del artículo primero, para diluir así el alcance de la palabra. El presidente pidió "respeto" para el texto remitido por la Cámara catalana, pero avisó de que existen "dudas consistentes" sobre su contenido y se mostró partidario de "encauzarlo" dentro del sendero constitucional y en un modelo económico "menos intervencionista".

LENGUA Y NACIONALISMO Zapatero hizo estas consideraciones durante un desayuno informativo organizado por Europa Press, al que asistieron, entre otros, los ministros de Defensa y Justicia, José Bono y Juan Fernando López Aguilar; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido. Como si señalase las reglas del juego para futuras reivindicaciones territoriales, el presidente distinguió a Cataluña, el País Vasco y Galicia del resto de comunidades, al señalar que poseen una "fuerte identidad" caracterizada por su especificidad lingüística y por la implantación de partidos nacionalistas con una presencia más significativa que en otras comunidades.

Apeló Zapatero a la "serenidad" para discutir el Estatuto que, recordó, tiene casi el 90% de apoyos en la Cámara autonómica, y se mostró convencido de que el acuerdo garantizará la estabilidad institucional durante "varias generaciones". Con la mirada puesta en el PP y algunos medios de comunicación conservadores, criticó a "algunos españolistas" que "sólo ven riesgos, porque no confían en España". "Yo no presumo para nada de españolismo, porque el mejor patriota es el que no presume, sino que trabaja por su país", dijo. Descartó que las diferencias sobre el Estatuto vayan a provocar rupturas en el PSOE.

Zapatero defendió que en democracia todas las ideas pueden ser discutidas. Subrayó que el Estatuto catalán se enmarca en una ofensiva autonómica para reclamar más autogobierno. Advirtió de que a ese debate no se puede responder con "parálisis" y "portazos", ya que ello implica "retrocesos y riesgos", sino que hay que abordarlo en el marco de "procesos reformistas".

En el debate terciaron el ministro de Industria y primer secretario del PSC, José Montilla, y el portavoz parlamentario del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba. El primero consideró que el camino para lograr un acuerdo en torno al Estatuto no está "despejado", pero tampoco "vedado". En declaraciones a la cadena SER, Montilla acusó al PP de "sembrar rencor y odio sobre la base de la mentira" y de enfrentar a España y Cataluña.

RETOQUES Rubalcaba manifestó, por su parte, que hay que "retocar" la propuesta de financiación y que no le parece un documento "bien redactado" ni un texto que "pudiera votar".

En Barcelona, el Gobierno de Maragall, con el apoyo del PSOE, ha contratado al bufete de abogados de Miquel Roca y a los despachos de Antonio Garrigues Walker y del exministro Tomás de la Quadra Salcedo para reforzar, en el debate en el Congreso, la propuesta catalana.