El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha defendido hoy ante la dirección federal del PSOE la conveniencia de reformar ampliamente el mercado laboral, una tarea en la que espera contar con el máximo apoyo posible de los grupos parlamentarios, una vez fracasado el diálogo social. Zapatero ha presidido en la madrileña sede de Ferraz la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE, que ha analizado casi monográficamente la situación económica y la reforma laboral, que el Ejecutivo aprobará por decreto ley el próximo miércoles y que el día 22 posiblemente se someta a convalidación en el Congreso.

Fuentes socialistas presentes en la reunión, consultadas por Efe, han explicado que Zapatero ha apostado por una reforma laboral sustancial y de calado, que pueda servir para los próximos años. Ha justificado la inexcusable necesidad de llevar a cabo esta reforma en la conveniencia de flexibilizar el mercado laboral para ayudar a la creación de empleo. No puede ser, ha dicho el también secretario general del PSOE, que a una empresa en crisis le salga más barato y le resulte más sencillo cerrar que ajustar su plantilla.

Aunque ha hecho hincapié en que hubiera sido deseable que la reforma fuera pactada con patronal y sindicatos, Zapatero ha puesto en valor el diálogo social que se ha desarrollado en los últimos meses y ha asegurado que la propuesta del Gobierno se nutre de muchas de las iniciativas puestas sobre la mesa por las partes. Facilitar la creación de empleo, combatir la precariedad y dotar a las empresas de una mayor flexibilidad a fin de adaptarse a las crisis son, según ha resumido, los objetivos de la propuesta, que será negociada con todos los grupos políticos sin excepción.

En este punto, algunos de los miembros de la Ejecutiva Federal que han tomado la palabra en la reunión han puesto el acento en la importancia de que queden perfectamente claras y definidas las causas del despido objetivo. A los socialistas no les cabe duda de que algunos empresarios, a rebufo de la crisis, se han aprovechado de la ley para alegar despidos objetivos que no eran tales. De ahí que quieran que ese extremo quede "meridianamente claro", en palabras de una fuente consultada.

Ni el Gobierno ni el PSOE se cierran a que la reforma se tramite finalmente como proyecto de ley, lo que permitiría introducir enmiendas de los grupos parlamentarios y pospondría seguramente hasta el próximo periodo de sesiones la aprobación definitiva de la nueva norma. Pero los socialistas entienden que este retraso no supondría problema alguno, habida cuenta de que la reforma laboral no es una exigencia de la UE para avanzar la recuperación económica.

Sí lo fue, en cambio, el acuerdo de acelerar la reducción del déficit, lo que ha obligado a los estados miembros a ajustarse el cinturón en mayor o menor medida, lo que en España se tradujo en un duro plan de ajuste aprobado en el Congreso con los únicos votos del PSOE.