"Ni usted mismo se cree nada de lo que ha dicho", le soltó ayer José Luis Rodríguez Zapatero a Josu Erkoreka (PNV). Esa es la fórmula dialéctica que escogió el jefe del Ejecutivo para despreciar la nueva posición de los nacionalistas vascos en el Congreso, aunque el presidente del Gobierno debería empezar a acostumbrarse al nuevo talante de un grupo que durante el primer año de legislatura ha contribuido a su estabilidad parlamentaria, cuando los intereses de los ejecutivos de Madrid y Vitoria eran complementarios.

A pocas semanas de que Patxi López pueda erigirse en lendakari, gracias a los votos del PP, Erkoreka inauguró ayer la sesión semanal de control al Gobierno con una pregunta que parecía que hubiera redactado el propio Mariano Rajoy. "¿Cree usted que en el año que llevamos de legislatura la actuación del Ejecutivo que usted preside ha sido respetuosa con el principio de división de poderes?".

Zapatero contestó escuetamente con un "por supuesto", y devolvió la palabra al portavoz peneuvista, que aseguró que, en las semanas previas a los comicios en Galicia y Euskadi, se registraron actuaciones judiciales "sonoras" que "condicionaron el desarrollo de las campañas".